Alfa Romeo: una vida forjada en las carreras

¿Sabías que las siglas Alfa significan Anonima Lombarda Fabbrica Automobile? ¿Y que a principios de siglo la división deportiva de Alfa Romeo era una de las más laureadas en el mundo de la competición? Ahondamos en la historia de Alfa Romeo aprovechando que este año se cumplen 100 años desde su nacimiento, cien años de sueños, de deportividad y de diseño: 'Benvenuto al mondo Alfa'.

Alfa Romeo: una vida forjada en las carreras
Alfa Romeo: una vida forjada en las carreras

Diseño, elegancia, deportividad… son varios los términos que definen a Alfa Romeo: cien años después de su nacimiento, la marca italiana mantiene viva su leyenda. Una leyenda que se forjó en las carreras de principios del siglo XX y que jamás ha querido perder la esencia deportiva y el placer de la conducción. De manifiesto lo ponen sus modelos, a los que hemos querido rendir homenaje para celebrar su centenario.En 1910, la marca francesa de automóviles Darracq vendía su filial italiana, ubicada en Portello (Milán), a unos jóvenes industriales: así nacía la Anonima Lombarda Fabbrica Automobile o ALFA. Este fue el primer germen de la marca, años que vieron nacer los </ strong>primeros automóviles ALFA, como el 24 HP, un clásico de 4,0 litros y cuatro marchas de 24 CV de potencia. Tras la Primera Guerra Mundial, y no sin sufrir un obligado paréntesis en su producción, el ingeniero napolitano Nicola Romeo toma el mando de la compañía, surgiendo así Alfa Romeo Spa. Es imposible desligar aquellos primeros años del mundo de la competición. Alfa Romeo se forjó en las carreras y la mayor parte de sus modelos ganaron fama por sus gestas en el asfalto: las victorias en las carreras ayudaban a vender más y el fabricante transalpino atesoró muchos triunfos en aquellos primeros años.Curiosamente, muchos de los éxitos de Alfa Romeo en la competición nos remiten a Enzo Ferrari. El que fuera fundador de una de las marcas más prestigiosas del mundo del automóvil, se puso al frente del departamento deportivo de Alfa en 1923 y fue el responsable de muchas de sus victorias en competiciones automovilísticas, como la mítica Mille Miglia o la Targa Florio, así como el Campeonato Mundial. Si bien todos los modelos de Alfa Romeo contaban con versiones deportivas y competían en categorías Gran Turismo, entre los años 20 y 30 hubo dos prototipos de competición de referencia que lucían el emblema de la marca: el P2 y, más tarde, su evolución o P3.El primero de ellos, el P2, se ha convertido en un icono del automovilismo. Diseñado por Vittorio Jano –otro de los nombres también de referencia de Alfa Romeo-, fue el primer ocho cilindros de la historia del fabricante italiano. Entre 1924 y 1930 consiguió un total de quince victorias, entre las que destacan once en el Campeonato del Mundo y el título mundial en 1925. Famosos pilotos como Antonio Ascari o Giuseppe Campari fueron los responsables de muchos de aquellos triunfos. La evolución del P2 fue bautizada como P3 o Tipo B y su diseño iba asimismo firmado por Vittorio Jano. Desarrollado sobre la mecánica del Alfa Romeo 8C, este ganador nato cuenta con 46 victorias en total. En la marca este monoplaza se recuerda con cierto cariño, principalmente por la victoria que se llevó en el GP de Alemania de 1935. Cuando los modelos alemanes, más avanzados tecnológicamente, comenzaban a imponer su hegemonía, Tazio Nuvolari –piloto habitual de Alfa- consiguió batir, por constancia a Manfred Von Brauchtsch del equipo Mercedes-Benz: siguió al alemán durante la carrera hasta que un fallo de Von Brauchtsch le dio la victoria. En los albores de la Segunda Guerra Mundial se fue apagando la llama de Alfa Romeo en la competición: la mayor competencia, que venía incluso desde ‘casa’ con la llegada de Ferrari a las carreras, y el conflicto bélico mundial pusieron fin a aquellos años de gloria.Si bien hubo modelos dignos de mención antes de la llegada de este seis cilindros, como el Alfa Romeo RL o el LT, conviene hacer una parada en el Alfa Romeo 6C. En producción desde 1929 y hasta 1954, fue tanto modelo de calle como coche de competición y diseñadores como Pininfarina, Bertone o Jano se ocuparon de darle forma. La más conocida de todas sus evoluciones, siempre adheridas a una mayor cilindrada, fue el 6C 1500, del que se fabricaron 3.000 unidades: esta primera variante oscilaba entre los 44 y los 84 CV. El 6C 1500 se llevó muchos triunfos en competición como la Mille Miglia de 1928, pero, sin duda, el más extremo de su gama fue el 6C 3000 Competizione Maggiorata de 275 CV, del que se fabricaron únicamente seis unidades, una de las cuales se puede visitar en el Museo Storico Alfa Romeo, situado en Milán (Italia).Que la denominación 8C de nombre hoy al único superdeportivo de Alfa Romeo no es anecdótico. El hermano mayor del 6C equipaba un motor turboalimentado de ocho cilindros, que se distribuían en dos bloques de cuatro. Pero no era sólo su mecánica la que dio paso al mito, sino, al igual que el 6C, su diseño.El encargado de proyectar sus líneas fue, nuevamente, Vittorio Jano y siguiendo la trayectoria del 6C estuvo presente tanto en la competición como en la calle. El 8C era un vehículo codiciado durante aquellos años, porque quien podía ponerse a sus mandos era capaz de sentir el placer de conducir ‘el coche que ganaba las competiciones durante los fines de semana’. No obstante, el inicio de la Segunda Guerra Mundial acabó prematuramente con su vida y sólo estuvo en producción ocho años.Si hay un 8C que merece un capítulo sólo para él, éste es el 2900B Mille Miglia Roadster. Con un motor de 180 CV, posiblemente era, en 1938, el coche de producción más rápido del mundo. No en vano, aquel año, este biplaza ultraligero quedó primero y segundo en la Mille Miglia. Para muchos italianos este era el ‘coche de sus sueños’. También en lo que a competición se refiere, uno de los más laureados fue el 8C 2300 Le Mans Type, que logró alzarse vencedor en las 24 Horas de Le Mans en 1931, 1932, 1933 y 1934.

Deportividad de calle: esencia Alfa