¿Cómo se llega a ser probador de neumáticos?
Ocupar un puesto de trabajo de este tipo no es tarea fácil. Lo primero es estudiar una ingeniería, una carrera nada fácil y que, por supuesto, no te asegura que podrás conseguir este trabajo soñado. Un ejemplo de éxito lo encontramos en Vicent Lopes, piloto de pruebas de la compañía GoodYear, que explica cómo consiguió hacerse un hueco entre estos probadores de ‘élite’.
Este joven de 32 años cuenta que hay que tener muy claro lo que se busca en esta vida. “El mundo del automóvil recorre mis venas desde que tengo uso de razón, siempre he disfrutado de la conducción de competición. Sin embargo, no sólo me apasiona la emoción de las carreras, también me ha fascinado siempre el aspecto técnico”, explica Vicent.
Así es como Lopes decidió que algún día llegaría a ser probador de un gran fabricante de neumáticos. Y lo consiguió, pero antes necesitó años de duro estudio en el colegio y la universidad, donde dirigió sus intereses al mundo del desarrollo de neumáticos. Antes de llegar a GoodYear, tuvo la oportunidad de formarse ‘realmente’ como ingeniero de desarrollo en un fabricante industrial.
Su día a día
Vicent cargó a sus espaldas más de 20.000 km recorridos en 2012, ya que la introducción de la nueva etiqueta europea de neumáticos obligó a hacer un mayor número de pruebas extra. Conducir tanto no sólo supone un gran desgaste físico sino que también mental. Los ingenieros y técnicos del Departamento de Evaluación de Neumáticos del Centro de Innovación GoodYear trabajan día y noche y bajo cualquier condición climática o de la carretera. Aunque las nuevas etiquetas sólo atienden a 3 parámetros esenciales –eficiencia, agarre en mojado y ruido-, en GoodYear trabajan los neumáticos en base a 50 pruebas, entre las que encontramos unas tan importantes como las referentes al ‘aquaplaning’ en curvas y rectas.
“La gente piensa que los pilotos de pruebas conducimos coches de alta gama con grandes potencias en los terrenos más atractivos del mundo. Y sí, es cierto que tenemos que hacer esto de vez en cuando, pero esta es una pequeña parte de nuestros trabajo. Se necesita una disciplina extrema y muy constante, pero sólo se adquiere tras un largo tiempo de aprendizaje”, puntualiza Lopes.
Los pilotos menos experimentados tienen que formarse aprendiendo de los profesionales más veteranos de la empresa. Lo que en principio se basa en ‘pruebas objetivas’, de las que se extraen datos de ordenadores y sistemas de medición, tiene que ir acompañándose de ‘pruebas subjetivas’. Estas últimas sólo son posibles tras acumular años de experiencia técnica junto a probadores que forman ya parte de la historia de empresa. Vincent asegura que “para que las diferentes pruebas sean válidas es fundamental ser disciplinado y conseguir que todos los test tengan lugar en similares condiciones. Esto hace que se apodere de ti una extraña obsesión por asegurar que todo esté correcto”.
Frío y calor lejos de la familia
Como las estaciones no permiten probar siempre en las mismas condiciones, los ingenieros tienen que moverse buscando la nieve y el hielo. Cuando el verano llega a Europa se van a Nueva Zelanda en busca del invierno. También pasan semana inmersos en la total oscuridad en Escandinavia, donde Vicent cuenta que “cuesta mucho acostumbrarse al frío extremo”.
Pero también disfrutan del buen tiempo, como en las pruebas pegados al Mar Mediterráneo. En Mireval (Francia), GoodYear cuenta con un circuito de pruebas prácticamente al lado del mar, lo que permite dar un respiro al trabajo en condiciones climáticas extremas del resto del año. Este trazado cuenta con una parte de 3,3 kilómetros de distancia para pruebas de alta velocidad y otra de 1,7 kilómetros destinado a pruebas sobre mojado, lo que lo convierte en un emplazamiento ideal para el desarrollo de sus compuestos.
Y es que no siempre la naturaleza les hace fácil su trabajo. Dependen mucho de las condiciones climáticas de cada día y de la carretera. Trabajan bajo mucha presión, dato que además tienen que ajustar en los neumáticos para que trabajen de manera óptima. Cualquier irregularidad en el correcto inflado de las ‘gomas’ puede dar al traste con horas e incluso días de trabajo.
Vicent, que ya está acostumbrado a que la gente hable de su trabajo como si todo fuera ‘conducción de coches caros y viajes gratuitos’, recuerda que tiene que estar lejos de la familia y de su novia, lo que no siempre es fácil.
Cuando termina su jornada laboral, Vicent Lopes sólo piensa en relajarse y no pensar en cada detalle técnico. Asegura que lo que más echa de menos durante sus horas de conducción en el trabajo es poder poner música, por lo que aprovecha siempre que puede para escuchar a sus cantantes favoritos.