El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha reconocido que julio y agosto se cierran con un balance negativo en las carreteras: se han incrementado los accidentes en un 2 por ciento. El carnet por puntos no ha cumplido sus objetivos, aunque, desde el Gobierno, piden calma: “Estamos en el camino correcto", ha asegurado Rubalcaba. Se buscan culpables y se apunta directamente al colectivo de motoristas. Las estadísticas han engordado debido al aumento de accidentes de vehículos de dos ruedas, aseguran desde Interior.Sin embargo, en la calle parece que la lectura es muy distinta. Nuestra última encuesta tenía una pregunta muy sencilla: “El carnet por puntos no funciona. ¿Debería dimitir Pere Navarro, director de la DGT?" Y la respuesta ha sido contundente: el 87 por ciento de los 1.734 encuestados opina que sí. Tan sólo un 13 por ciento ha votado “no". Pere Navarro lleva en el cargo desde 2004. Desde el primer momento, ha destacado su apoyo incondicional a los radares. Incluso se enfrentó a la Benemérita por esta fe ciega en los cinemómetros: diez radares “podrían llegar a hacer el mismo trabajo que casi toda la Guardia Civil en controles de velocidad”, declaró tras su primer año de gestión. Navarro también ha sido el máximo defensor del carnet por puntos y ha luchado por agilizar los trámites y el papeleo al que se enfrenta a diario en Tráfico: “Una cosa es 'quiero hacer esto' y otra que te sigan y puedas hacerlo. Casi tardo tanto tiempo en resolver problemas del ciudadano como en resolver problemas de la Administración", llegó a confesarnos en una entrevista concedida a Autopista.es.
 Estaba a punto de cumplir los 48 años cuando juró su cargo, a comienzos de mayo de 2004. Abandonaba el Ayuntamiento de su Barcelona natal, donde era el máximo responsable de Movilidad. Allí, también sembró de radares las rondas y consiguió que los accidentes se redujeran en un 15 por ciento. Es ingeniero industrial, tiene dos hijos y asegura que monta en moto desde los 16 años. Y al mando de la DGT también va como una moto: puso el número de muertos en los paneles, planeó el futuro carné por puntos, elevó la edad para montar en ciclomotor y estudia reformar los exámenes de conducir... Sin embargo, sus medidas no son tan célebres como algunas de sus frases. Algunas de las más polémicas han levantado ampollas: “Diez radares podrían llegar a hacer el mismo trabajo que casi toda la Guardia Civil en controles de velocidad", fue una frase discutida incluso en los pasillos del Senado. O, "cuando uno vea las luces azules y los carteles detrás de su coche, es que la ha cagado", sirvió de chascarrillo en todas las emisoras de radio. |
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