La mayor parte de los Ayuntamientos parecen obviar las recomendaciones del propio Banco de España y del Gobierno central y han presentado unas tarifas de transporte urbano mucho más altas de lo que se esperaba. Además de cubrir la inflación oficial - el equipo de Aznar ha estipulado que el próximo año los precios se incrementarán un 2 por ciento - y los datos que dan los diversos analistas (se considera que la inflación real podría situarse entre un 3 y un 4 por ciento), los Consistorios de las grandes ciudades han decidido cobrarse un "extra".
Gracias a la técnica del redondeo del último céntimo de euro, el transporte urbano en España subirá una media del 10,9 por ciento. En algunos casos, como en Tarragona, este incremento ha llegado a superar un 33 por ciento (33,3) las tarifas actuales, al pasar de las 125 pesetas (0,75 euros) a 166,386 pesetas, es decir, un euro.
Todavía quedan grandes ciudades por presentar sus nuevos precios, como es el caso de Madrid, pero, por ahora, sólo Málaga ha decidido redondear a la baja: tras la subida del 3,8 por ciento, la nueva tarifa quedaba en 0,81 euros, pero cobrarán 0,80.
En A Coruña han llegado a aplicar una curiosa subida; el Ayuntamiento dirigido por el equipo del socialista de Francisco Vázquez incrementaba cada año cinco pesetas sus precios, pero este año aumentará cinco céntimos de euros, que equivalen a ocho pesetas.
Se han mantenido las tarifas en Albacete, Alicante, Castellón, Girona y Valladolid y todavía quedan por aprobarse los nuevos precios en Bilbao, Huesca, Murcia, Madrid, Santiago de Compostela, Teruel, Vigo, Vitoria y Zaragoza.