Tomar como base a un especializado modelo urbano y convertirlo en un concentrado de deportividad, es una fórmula con mucho encanto. De partida, tamaño y peso configuran una excelente base para conseguir una deportividad incuestionable. Si a esa base la sumas caballos....
Mini John Cooper Works
El Mini es una estupenda referencia. Hoy su tamaño no es tan mini, pero merece ser destacado por la deportividad que aglutina en sus 3,8 metros de carrocería. La versión John Cooper Works se atreve con un motor 2.0 Turbo capaz de rendir 231 CV... para 1.235 kilos de peso. Es el Mini más potente de la historia, pero su deportividad no es solo su relación peso/potencia. Su chasis suma con una pisada firme y rápida como muy pocos deportivos te ofrecen. En Mini lo llaman "feeling go kart" y no exageran mucho comparando el tacto de conducción del John Cooper Works con un radical kart. Esta nueva generación del Mini puede montar suspensión pilotada y si recurres a las leyes más firmes, entonces todo el conjunto es diabólicamente sólido y ágil. Con cambio manual, acelera de 0 a 100 km/h es 6,3 segundos y alcanza los 242 km/h.
Abarth 695 Biposto
Pero si hablamos de radicalidad, nada comparable al veneno del Abarth 695 Biposto. En muchos aspectos, está más cerca de ser un coche de carreras matriculable, que otra cosa. Se puede aligerar al máximo, hasta el punto que se despoja de los asientos traseros. Y puede montar ventanillas plásticas. Ofrece tantas opciones racing, que los 40.900 euros de cuesta de base, pueden convertirse en más de 60.000 euros. Homologa solo ¡975 kilos! de peso y su motor 1.4 Turbo está potenciado hasta los 190 CV. Mira si es radical, que puede montar un cambio de relación cerrada sin sincros y dientes rectos firmada por Bacci Romano, un tipo de cambio propio de coches de carreras. Y también puede disponer de un autoblocante mecánico. Por todo ello, es un coche que continuamente te transmite sensaciones de circuito. Es rapidísimo de bastidor y de motor: 230 km/h y 5,9 segundos de 0 a 100 km/h.
Opel Adam S
No es un OPC, pero sí una estimulante alternativa del Adam R2 con el que Opel ha competido en diferentes campeonatos nacionales de rallies. El Adam ya parte de un bastidor muy reactivo y si le sumas suspensiones más firmes, eje de torsión más rígido y dirección más rápida, el Adam S se convierte en un deportivo muy serio. Con un motor 1.4 Turbo de 150 CV, la combinación resulta muy equilibrada, lleno de sensaciones, pero sin que estrese ni exija dotes de piloto a su conductor. Los frenos los toma del anterior Corsa OPC. Y de Recaro le llegan unos formidables backets. Pesa 1.178 kilos, alcanza los 210 km/h y tarda 8,5 segundos en alcanzar los 100 km/h.
Smart Brabus
Cuando llegue a mediados de 2015, sus 120 CV provenientes de su motor 0.9 Turbo de 3 cilindros puede que no colapsen tus sensaciones, pero en un coche de menos de 900 kilos y 2,7 metros de largo (un metro menos que el Adam), debes replantearte lo que puede significar tal ecuación. Quizás haya mucho de ejercicio de estilo en este Smart propuesto por Brabus, pero también enormes dosis de deportividad, sin que necesariamente nos sintamos muy veloces a sus mandos. Su deportividad se siente de otra manera. Deberá superar los registros del anterior Smart Brabus, que con 102 CV alcanzaba los 100 km/h en 8,9 segundos (no mucho más tarde que el Adam S) y limitaba su velocidad máxima a 155 km/h. Seguro que en encontrar hueco de aparcamiento seguirá siendo el deportivo más rápido del mundo.