“El consenso más importante de la sociedad moderna es la organización del tráfico, la manera como puede relacionarse una marea de desconocidos que comparten un mismo camino, con solo unos pocos conductores disidentes basta para crear la anarquía". Son palabras de Chuck Palahniuk en su libro Rant: la vida de un asesino. Y los coches autónomos pueden ser un buen ejemplo de ello.
A menudo se critica que la toma de decisiones de los humanos crea accidentes y atascos que las máquinas podrían solventar con facilidad. Un argumento defendido a capa y espada por los defensores de los coches autónomos, quienes ven en los logaritmos aplicados por estas nuevas máquinas de movilidad el mejor recurso para una movilidad sostenible y rápida.
Sin embargo, el Instituto de Tecnología de Georgia (Estados Unidos) recoge la grave problemática que se podría presentar con el hackeo de estos vehículos. Los investigadores señalan que unos pocos vehículos hackeados en un entorno donde todos los coches sean autónomos pueden sembrar el caos en una ciudad e inmovilizarla en su totalidad.
Este problema vendría derivado de la compartición de redes entre los automóviles para “dialogar" entre sí y tomar las mejores decisiones a la hora de moverse por la ciudad. Con el 10 por ciento de los coches totales hackeados de Manhattan, los atascos paralizarían la isla de Nueva York, complicaría la circulación en toda la ciudad y dificultaría las labores de los equipos de emergencia. Unos pocos elementos disruptivos acabarían con la normal circulación del resto de vehículos.
Divide y vencerás
Una de las conclusiones a las que han llegado los investigadores mediante sus simulaciones es que, cuantos menos vehículos compartan redes en un futuro, más difíciles serán las posibilidades de llevar a cabo un ataque informático a gran escala.
Desde el Instituto señalan que las redes no deberían ser compartidas por más del 5 por ciento de los vehículos totales que se mueven en una ciudad. De ser así, el ataque tendría que tener como víctimas un número muchísimo mayor de vehículos y realizarse de manera simultánea para que tuviera éxito.
Es decir, a mayor número de redes, menor número de vehículos compartiendo un mismo espacio de trabajo y, por tanto, también será menor el número de automóviles que se verían afectados en cada ataque porque uno de sus compañeros no tomara la decisión correcta a la hora de moverse.