EEUU se enfrenta al difícil regreso de veteranos tras una década de guerras

Los recortes de unos 100.000 soldados en las Fuerzas Armadas de EEUU en los próximos años marcará el fin de una década de guerras, pero también aumentará el número de veteranos que luchan con el paro y los problemas de adaptación de un difícil regreso.

El anuncio del secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, de recortar el número de soldados a los niveles cercanos a los que existían antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 ha devuelto a primera plana el problema de una generación de jóvenes veteranos que no encuentran su lugar.

El índice de desempleo de esa generación fue del 12,1 por ciento en 2011, por encima del 8,7 por ciento de la media nacional, un dato que es aún peor entre los menores de 24 años que fueron desplegados en Afganistán o Irak, donde el paro llegó al 30,2 por ciento.

Según indicó a Efe James W. Bass, asesor judicial de las Fuerzas Armadas estadounidenses en Afganistán durante un año, su experiencia desplegado en el país centroasiático le ha servido para 'madurar y conocer cómo funciona de verdad el mundo'.

Bass, de 33 años, era como muchos otros de su generación muy joven cuando el 11 de septiembre de 2001 cambió para siempre la política de seguridad nacional de EEUU, algo que marcaría la vida de más de 2 millones de soldados que han pasado por Irak y Afganistán, las operaciones de combates más largas desde Vietnam.

El presidente estadounidense Barack Obama ha reiterado en varias ocasiones que una de sus prioridades es ayudar a que ese gran número de personas, muchas de las cuales han vivido experiencias traumáticas o sufren discapacidades, puedan adaptarse a la vida civil y conseguir trabajos decentes.

La ley que concede beneficios fiscales a empresas que contraten a ex personal militar ha sido una de las pocas propuestas económicas de Obama aprobada en 2011 con unanimidad de demócratas y republicanos y un paso clave para combatir el desempleo de veteranos.

'Se debe hacer más para ayudar a los veteranos, aunque hay medidas en marcha', reflexiona Bass, que recuerda la dificultad que supone para los ex combatientes el conectar de nuevo con sus familias y volver a trabajos civiles.

Empresas como Walmart o Amazon.com están contratando a ex militares debido a que sus experiencias en operaciones logísticas y gestión de equipos en tiempo de guerra es de gran valor para sus cadenas de distribución.

Con un giro más patriótico y comercial, otras compañías por cuenta propia ofrecen descuentos a militares en activo o veteranos, como Apple en aparatos electrónicos o Toyota, que estos días en el Salón del Automóvil de Washington anuncia descuentos de 1.000 dólares a soldados.

Por otro lado organizaciones sin ánimo de lucro como 'Veteranos de Irak y Afganistán' (IAVA) se encargan de asesorar y ayudar al gran número de hombres y mujeres en la veintena y la treintena que llegan del frente para que mejoren su formación o puedan compartir experiencias con personas en su misma situación.

'La experiencia en el terreno te permite crecer, aprender lecciones y conocer cosas que no se leen en los periódicos o te cuentan en los documentales', recuerda Bass, que valora su trabajo en Afganistán como enriquecedor y una labor de la que se siente orgulloso.

Un anuncio televisivo de la IAVA ilustra en imágenes lo que muchos sienten al llegar con el petate de regreso a casa: un joven soldado aterriza con su uniforme de campaña en un aeropuerto desierto y recorre una ciudad abandonada, que sólo se puebla y recupera la normalidad cuando un ciudadano le da la bienvenida.

'Es gracioso y a la vez extraño cuando se te acerca una persona en la calle y te agradece tu trabajo como militar, tienen una idea de por lo que has pasado tú y tu familia', indica Bass.

El inmenso contingente con planes de regreso de las guerras de Irak y Afganistán marcará a varias generaciones de estadounidenses que han conocido lugares remotos, la dureza del frente, han perdido a compañeros o han tenido que apretar el gatillo contra enemigos sin uniforme.

Jairo Mejía