Tras el acto, seguí ha señalado a los periodistas que el debate sobre la edad de inicio para conducir es ya antiguo y «sería absurdo no tenerlo» en la DGT, pero «no ahora» porque esa no es la prioridad. Sin embargo, en el acto, y tras la intervención del autor del libro, Seguí se ha mostrado abierta a estudiar este asunto, así como todo lo relacionado con mejorar la formación de los jóvenes conductores para reducir sus tasas de siniestralidad.
Precisamente, esos altos índices de accidentalidad en el colectivo más joven ha llevado al autor del estudio a calificarlo como un problema de salud pública, que, pese a lo que se cree, aumentará a medida que muchos países se vayan incorporando al desarrollo económico.
Aunque los jóvenes están cada vez más concienciados, las tasas de fallecidos en siniestros de tráfico son superiores que en el resto de los ciudadanos. En concreto, según los datos aportados por Laria, el índice en los jóvenes alcanza los 55 fallecidos por cada millón de habitantes frente a los 45 de la media nacional. De todos modos, la siniestralidad desciende entre la población más joven y, así, en el 2012, un total de 145 jóvenes perdieron la vida en accidente, un 25 % menos que el año anterior.
Laria ha desgranado algunas de las medidas para reducir la siniestralidad y, en este sentido, ha asegurado que «empujar a retrasar la incorporación al mundo del tráfico», es decir, la edad, redundaría en una disminución de los accidentes, así como el incremento de la edad para consumir alcohol. El autor del informe ha destacado como otra medida la «conducción gradual», un sistema que permitiría a los jóvenes incorporarse de manera escalonada a la conducción, con algunas limitaciones, como determinados horarios en los que no deben conducir o hacerlo acompañados por un conductor experto.
Con esta propuesta, según Laria, el conductor mejoraría sus habilidades al volante, ganaría experiencia en condiciones de máxima seguridad y evitaría accidentes con la ayuda de determinados elementos tecnológicos. Entre ellos, ha citado los avisa-cinturones, tarjetas inteligentes, sistemas de ayuda a la frenada de emergencia y sistemas de control de crucero.
Según el estudio, los viernes son los días que más desplazamientos efectúan los jóvenes (el 16 por ciento del total semanal), seguido de los sábados (15 por ciento), y según se acerca el fin de semana se incrementa la velocidad, la distancia recorrida, la duración y el número de los trayectos, además de la potencia de los vehículos que utilizan. La edad de los conductores jóvenes disminuye el fin de semana, según señala el estudio, que además subraya que las mujeres son más seguras que los hombres.
El informe resalta algunas soluciones implantadas en otros países, sobre todo, anglosajones, entre ellas la conducción supervisada, la realización de clases prácticas durante el aprendizaje por la noche o con condiciones climáticas adversas o la prohibición de conducir desde las 23.00 horas hasta las 05.00 de la madrugada. Frente a la práctica habitual, el autor del estudio avisa a los padres de que eviten que sus hijos conduzcan el coche «viejo», cuando se sacan el carné y destaca la conveniencia de acabar con la idea de que «el niño destroce el coche y luego le compramos uno nuevo».