El conductor ciego, otra vez al banquillo

Fue pillado a 154 km/h en la carretera de Valencia y se descubrió que era ciego. O, al menos, por eso cobró una indemnización millonaria hace años. Acusado de estafa procesal fue absuelto, pero, ahora, se reabre el juicio. No te pierdas esta esperpéntica historia.

El conductor ciego, otra vez al banquillo
El conductor ciego, otra vez al banquillo

El caso saltó en el año 2004. Un conductor fue detectado por la Guardia Civil a 154 km/h. Hasta aquí, un exceso de velocidad de tantos. Pero la sorpresa llegó cuando descubrieron que el infractor, Domingo Merino Arjona, era –o al menos eso aseguraba- ciego. En 1996, sufrió un accidente: una furgoneta chocó por detrás con su ciclomotor y salió despedido, siniestro que le provocó la pérdida de visión. Dos años después, el Juzgado de Instrucción número 7 de Mataró (Barcelona) condenó al conductor de la furgoneta a pagar una pequeña multa y a su compañía de seguros, Mapfre, a abonar una indemnización de 546.780 euros. A raíz de la multa de velocidad, Mapfre decidió llevarle a juicio por estafa procesal. Sin embargo, la Audiencia de Barcelona lo absolvió tras comprobar las pruebas oftalmológicas a las que se sometió en las clínicas Corachan, Barraquer y la ONCE. Según estos documentos, Domingo padece una ceguera total en su ojo izquierdo y muy agudizada en el derecho. La compañía de seguros contrató a un investigador para vigilarle. Según su testimonio, Domingo andaba por la calle sin problemas e, incluso, llegó a pillarle “mirando" escaparates. Además, han logrado que se reconsidere el testimonio de una empleada del hogar que aseguraba que el acusado no era ciego. Con estas pruebas, el Tribunal Supremo ha considerado nulo el anterior juicio y el “conductor invidente" volverá al banquillo de los acusados. Lo más llamativo del caso fueron las explicaciones del acusado en el primer juicio. Según argumentó, se puso al volante inspirado por la película “Esencia de mujer", en la que Al Pacino –que interpreta a un invidente- conduce un Ferrari por las calles de Nueva York. Domingo argumentó que su mujer le hacía de guía, que la carretera era recta y que se valió de su experiencia como conductor (antes de perder la vista era comercial y había recorrido más de tres millones de kilómetros). ¿Cómo firmó la multa en el lugar exacto?, le preguntaron en el juicio. La explicación no es menos esperpéntica: no era la primera vez que cogía el coche después del accidente y suponía que algún día u otro le multarían, por lo que había ensayado en casa cómo firmar si llegara el caso. “Yo quería hacer constar que la multa era mía, para mí era un estandarte y la llevaba siempre en el bolsillo", destacó. Pero, es más, el acusado no sabía escribir, algo que no impidió que, además del carné de conducir, tuviera titulación oficial para pilotar helicópteros. Otra noticia curiosa nos llega de más allá de los Pirineos. Un conductor ha sido multado en la localidad francesa de Sables d’Olonne por “velocidad demasiado reducida". Conducía a 36 km/h en una carretera de 50 km/h, provocando la exasperación de los conductores que le seguían. La multa es de 22 euros, ya que esta infracción está recogida en el código vial francés, aunque es muy raro que se aplique. Hay que demostrar que el conductor circulaba por debajo de una velocidad media y que consituía una molestia para los otros vehículos. El problema es que la ley no establece ninguna velocidad mínima salvo en autopista, donde se ha fijado un mínimo de 80 km/h.