Ralph Lauren empezó cosiendo corbatas en un angosto local del Empire State en 1967, inspirándose en el corte europeo y determinado a revolucionar la moda masculina norteamericana. En cinco años, su línea de ropa ya se vendía en tiendas tan prestigiosas como Neiman Marcus o Bloomingdale, y su primera tienda Polo independiente se abrió en Beverly Hill’s en 1971. Poco después comenzó a coleccionar coches. Una de sus primeras adquisiciones fue su Merdeces 280E 4.5 descapotable de 1971, más tarde llegaron un Porsche 930 de 1979 y un Mercedes-Benz 300SL Gullwing coupé comprado en 1983.
Hoy, su colección de más de 70 coches es quizá la más valiosa del mundo. Forbes estima que su valor es de al menos 300 millones de dólares (algo más de 282 millones de euros), lo que representa una significativa porción del patrimonio del diseñador. En total, Forbes estima que su patrimonio neto asciende a 6.2 billones de dólares, es decir, 5,8 billones de euros.
‘Siempre he visto los coches como un arte. Mientras amigos míos se interesaban por la pintura, yo sentía que la verdadera belleza de poseer un coche con un diseño raro y magnífico es el hecho de que lo puedes usar. Puedes mirarlo, disfrutar de sus cualidades visuales, como con una pintura, pero también puedes meterte dentro y conducirlo, lo que significa que disfrutas a la vez de la propia conducción y de desplazarte a algún lugar’, decía Lauren en una entrevista en 2004.
El museo del Louvre exhibió 17 de los coches de Lauren durante cuatro meses en una exposición independiente durante cuatro años en 2011. La mayoría de sus coches son rarezas, ediciones limitadas o coches de carreras ‘vintage’ únicos y con mucha historia entre sus asientos. Algunos de los coches de Lauren fueron construidos antes de que él mismo naciera en el Bronx, en el seno de una familia de judíos que emigraron a Estados Unidos en 1939. Entre ellos figura el Bentley 4.5 ‘Blower’ de 1929, pilotado en la carrera más antigua del mundo, las 24 horas de Le Mans, en 1930, 1932 y 1933. Su Alfa Romeo 8C 2900 Mille Miglia de 1938 es famoso por ser uno de los mejores coches deportivos de la preguerra jamás construidos.
Otros son iconos de la década de los 50, el decenio en que Lauren vino al mundo. Hay un Mercedes Gullwing de 1955, que fue el favorito de celebridades como Sophia Loren o Elvis Presley, o su Jaguar XKD Long-Nose de 1955, del que solo se produjeron 10 unidades. Este coche es considerado uno de los coches de carreras más rápidos de esa década, alcanzando 305km/h.
Aunque es conocido por su amor por los diseños ‘vintage’, últimamente ha estado buscando superdeportivos modernos construidos con la última tecnología para añadirlos a su colección. En junio del año pasado, por ejemplo, se compró un Ferrari LaFerrari, el primer deportivo híbrido de la marca italiana.
Quizá el coche más valioso de la colección es un Bugatti 57SC Atlantic de 1938 dotado de un motor sobrealimentado de 3.3 litros. Solo se hicieron cuatro como ese, y hoy en día quedan dos. El otro fue vendido a un museo en California por unos 37,6 millones de euros (40 millones de dólares) en 2010, y los expertos creen que, si Lauren decidiera vender el suyo, podría obtener hasta 47 millones de euros (50 millones de dólares). Lauren dijo que el coche es ‘el más bonito del mundo’. Ganó el Concours d’Elegance de Pebble Beach en 1990 y volvió a ganar el Concorso d’Eleganza Villa d’Este de 2012.
La colección está alojada en un garaje secreto en Westchester County, Nueva York, donde los modelos se mantienen en perfectas condiciones de funcionamiento. El propio Lauren los conduce frecuentemente.
Él y su equipo también restauran algunos de esos coches y añaden su toque personal. Por ejemplo, una vez reconoció que había cambiado las luces frontales azules de un Bugatti Type 59 Grand Prix de 1933 por otras negras. En su Mercedes Gullwing Coupé añadió un toque crema a la tradicional pintura plateada. ‘Quería restaurarlos hasta que tuvieran el que considero que sería su aspecto ideal’, declaró.
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