Para altos mandatarios y primeros ejecutivos. El Toyota Century se desarrolló para atender las necesidades de imagen y seguridad de los cargos políticos y empresarios más importantes de Japón, aunque sus embajadores también hicieron patria con ellos. En su momento, era la materialización japonesa de lo que solo representaba un Rolls Royce o un Bentley. El Century aparece como una inmensa berlina de más de 5 metros, que montaba un motor 3.0 V8 y posteriormente un 4.0, a los que se les adosó un cambio automático de 3 velocidades y luego de 4. Se mantuvo como vino al mundo durante 30 años, hasta que en 1997 se puso al día... técnicamente más que otra cosa.
A día de hoy es como lo ves en las fotos: fiel a sus orígenes. Conserva esa tradicional y representativa imagen de una institucional berlina de los pasados años 60. El Toyota Century mide 5,27 metros, monta un esplendoroso motor V12 limitado a 280 CV y he de imaginar que de exquisitos buenos modales (es el único coche japonés con motor V12) y en 2005 estrena un cambio automático de 6 velocidades y unas suspensiones neumáticas. Dicen que es el verdadero buque insignia Toyota y de todas sus marcas. Ni siquiera el vanguardismo técnico del Lexus LS 600h amenaza esta condición.
Su estilo retro no debe confundirte. Rehuye de la ostentación y el reclamo tecnológico, pero la carrocería del Century está desarrollada para proporcionar la mejor filtración y absorción de ruidos y vibraciones. Su objetivo como medio de transporte es otro. No te extrañe que sea el coche con el rodar más suave, cómodo y silencioso del mundo. Evidentemente, el Century se ha desarrollado para agasajar a sus muy importantes pasajeros traseros. Las puertas traseras se abren y cierran automáticamente y los asientos traseros disponen de todo tipo de reglajes eléctricos.
Desde hace unos años, es el coche de la Familia Real del país del Sol Naciente. Tras 30 años de servicio, sustituyeron a los Nissan Prince Royal. Los Toyota Century Royal, así se llaman estas exclusivas versiones, están adaptadas a las necesidades de las Altezas Reales de Japón. Miden 6,2 metros; utilizan tapicería de lana, inserciones de granito y algunas piezas del interior están fabricadas en papel de arroz. Dicen que el precio de cada una de las 4 unidades que adquirió la Familia Real costaron 500.000 euros. Todo sea por preservar la más fiel tradición japonesa.