Primer coche ecológico fúnebre

El Cementerio Parc de Roques Blanques de El Papiol (Barcelona) dispondrá desde abril del primer coche fúnebre eléctrico de Cataluña, que se utilizará para entierros y traslados dentro del recinto, un vehículo silencioso sin emisiones contaminantes y mínimo gasto de mantenimiento y consumo energético.

El vehículo ecológico, denominado ION, está fabricado por la empresa catalana Bergadana Solutions, alcanza una velocidad máxima de 40 kilómetros por hora, con una autonomía de 45 y sus menores dimensiones y su diseño compacto permiten una mejor manejo dentro de los cementerios, ha informado Serveis Funeraris Integrals, grupo que gestiona este cementerio.Ubicado en plena sierra de Collserola, Roques Blanques se ha caracterizado desde sus inicios por la protección del entorno natural en el que se ubica, de ahí que todas las sepulturas estén perfectamente integradas en la orografía del terreno y se opte cada vez más por alternativas ecológicas de inhumación y por energías renovables.En este sentido, 522 servicios realizados en 2008 en este camposanto eligieron sepulturas "respetuosas" con el medio ambiente, como urnas biodegradables o ataúdes ecológicos, cuatro veces más que hace dos años.Además del ION, Roques Blanques cuenta también con un coche eléctrico para las visitas internas del cementerio y, desde el próximo abril, con una nueva escoba eléctrica para los trabajos de limpieza del recinto.Asimismo, y reafirmando su apuesta por las energías renovables, Roques Blanques prevé realizar un estudio este año para iniciar la instalación de placas solares, que colocará en los techos de las construcciones de nichos.Paralelamente, Roques Blanques lleva también a cabo varias medidas de protección de la flora y fauna autóctonas, y así ha instalado una balsa de anfibios con el objetivo de proteger a estas especies del proceso de extinción que padecen en la sierra de Collserola.El Bosque de la Calma se creó en febrero de 2007 con el objetivo de reforestar una zona que sufrió un incendio con árboles autóctonos de la cornisa mediterránea —alcornoque, encina o pino piñonero— y enterrar a su lado una urna biodegradable con las cenizas de la persona difunta.