La operación, que ya había sido aprobada por el juez de un tribunal de quiebras el pasado 1 de junio, ha sido paralizada por la magistrada Ruth Bader Ginsburg, ante el recurso de apelación presentado por tenedores de deuda que consideran que
la valoración de los activos de Chrysler es demasiado baja.
Chrysler, en
suspensión de pagos desde el 30 de abril, había pedido autorización al juez Arthur González para vender los activos de la empresa a una nueva compañía que estaría controlada por
Fiat, una operación que cuenta con el beneplácito de la Casa Blanca.
La oposición a la
venta de Chrysler está representada por tres fondos de pensiones del estado Indiana formados por antiguos empleados de la compañía tenedores de 42 millones de dólares de la deuda del constructor.
Cuatro de los magistrados del alto tribunal tendrán que celebrar ahora una votación a puerta cerrada para decidir si aceptan el
recurso de apelación de los tres fondos de pensiones que solicitan bloquear la operación.
El legislador demócrata Gary Peters, del estado de
Michigan, donde se encuentra la
sede de Chrylser, ha lamentado la paralización del proceso. Otros tenedores aceptaron el sacrificio porque entienden que la mejor forma de proteger sus intereses es
que la empresa no sea liquidada, afirmó.