Desde que un cliente se interesa por la compra de un exclusivo Chiron hasta que llega a su garaje pasarán aproximadamente unos 9 meses. Los tres primeros se dedican entre el futuro propietario y un diseñador a configurar el coche, que en su gama básica ofrece 23 tonos de pintura y 8 variantes de carbono para el exterior a los que suma 31 colores diferentes de piel y 8 de Alcantara para el interior que se pueden combinar con 30 costuras y 18 alfombras. Pero esto es sólo una muestra, pues el cliente puede elegir cualquier color posible y tipo de acabado siempre que éstos cumplan con los exigentes requisitos de calidad de la marca.
Tras esto, se ordena el pedido a la pequeña fábrica francesa de Molsheim (Alsacia), con unos 1.000 m2 útiles en los que no se encuentra ni un solo robot, pues todo es ensamblado a mano por los 20 operarios encargados de montar el Chiron. Lo primero que se hace en fábrica es pedir el material necesario a sus proveedores. Desde este momento a la entrega transcurren 6 meses.
Bugatti Chiron, con el soporte de Volkswagen
Todo el trabajo se divide en 12 estaciones. En la primera, se prepara el espectacular motor W16 de 1.500 CV —procedente de la planta que el Grupo Volkswagen tiene en Salztiger— para su ensamblaje. Al mismo tiempo se prepara el cambio automático de doble embrague pilotado de 7 velocidades, capaz de aguantar los ¡163,2 mkg de par máximo! del W16. Posteriormente el bloque de 628 kg pasa a instalarse en el chasis mediante 14 tornillos de titanio.
Aplicar las distintas capas de pintura toma un tiempo de tres semanas. Sólo para la fibra de carbono se requieren seis manos. Todas ellas se aplican manualmente y tras cada una se procede a un lijado y pulido antes de empezar la siguiente.
Cuando toda la carrocería está montada cada unidad se somete a una lluvia de 30 minutos de intensidad variable para comprobar la perfecta estanqueidad.
Bugatti Chiron, pruebas de validación con cada unidad
Una vez todo el coche está montado, todo su interior se recubre con un fuerte film de plástico transparente, que lleva un día de trabajo, al que habrá que sumar otro día más para su retirada y limpieza tras las pruebas de validación. Primero se comprueba el funcionamiento de todos los sistemas eléctricos para luego acometer un recorrido de 300 km que incluye una parada en el aeropuerto de Colmar, en el que se alcanzan los 250 km/h. Por supuesto, tanto las llantas como los neumáticos son distintos a los que finalmente tendrá en su entrega. A su llegada se le pone «sus ruedas», se cambia el aceite y se hace otra pequeña prueba de unos 50 km.
Con ello, se puede entender, aunque sólo sea en parte, porqué la tarifa del superdeportivo francés arranca en los 2,4 millones de euros. En la actualidad 12 Chiron, que se entregarán a lo largo de este primer trimestre de 2017, toman forma en las instalaciones de Molsheim, de las que saldrán unas 70 unidades este año.
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