Una carrera de resistencia de 24 horas en la que gana quien con una limitada cantidad de combustible logra dar mayor número de vueltas no es nada nuevo. No en vano, en España, Ford ya suma diez ediciones de sus 24 Horas, en una gran fiesta que congrega a numerosos rostros conocidos de la televisión y el papel cuché para recaudar fondos que van a parar a distintas ONG.
Pero este mismo formato de competición con coches híbridos supone un novedoso aliciente, que se acrecienta al saber que los equipos no dispondrán de coordinador, con lo que deberán diseñar su propia estrategia; tendrán que ejecutar ellos mismos en el coche todas las intervenciones necesarias, como repostaje o cambio de neumáticos, y dispondrán casi de la mitad de combustible, 125 frente a 235 litros, si bien es cierto que el circuito de Albacete apenas tiene desnivel si lo comparamos con el Jarama.
Cada equipo está formado por cuatro especialistas en información del motor, un cliente de grandes flotas de la marca, un empleado de Toyota España que accede a la prueba por sorteo y un fan de la marca de las redes sociales seleccionado mediante concurso. Todo ello permite crear equipos muy heterogéneos, pero sobre todo equilibrar la balanza entre los distintos grupos.
¿Cuánto he de gastar?
Diseñar la estrategia de carrera es la principal clave, que en definitiva se reduce a establecer un consumo medio que permita cubrir las 24 horas con los 125 litros disponibles. Pero también lo es el equipo. No se trata de tener al piloto más rápido o incluso al que mayor capacidad tiene para rodar a un ritmo alto con un consumo mínimo, sino de disponer del grupo más equilibrado. Y eso es lo que conseguimos en esta ocasión para cosechar una trabajada victoria.
Así, Autopista ha compartido el Auris hybrid número 2 con Pedro Martín (Motor 16), José Antonio Portela (Faro de Vigo), Miguel Fernández (La Nueva España), Marta Lozano (Toyota España), Fidel Castillo (de la empresa de alquiler y renting Bujarkay) y Dani Arroyo (seguidor de Toyota en las redes sociales).
Trabajo y diversión
A los pocos segundos de conocernos ya nos dimos cuenta de que teníamos ganado algo de antemano: el buen ambiente. Diseñar la estrategia no fue muy complicado. Sabíamos que con un consumo de 6,0 l/100 km terminaríamos la prueba sin problemas. La salida, de tipo Le Mans —es decir en la que el piloto corre hasta el coche que tiene enfrente— nos situó al principio en 3ª posición, si bien luego bajamos hasta la 5ª, hasta que conseguimos coger ritmo —no se había permitido hacer previamente entrenamientos— para dejar el coche al siguiente compañero en el primer relevo en 1ª posición. Relevos que como máximo han de ser de una hora, con un minuto de penalización por cada minuto de más que el piloto pasa en pista. Otra de las claves del éxito, pues si se apura bien es factible ahorrarse un relevo, con lo que se gana el tiempo de parada en boxes. Empezamos en 6,1 l/100 km, pero los rivales apretaron, lo que nos llevó a subir hasta 6,3/6,4, cifra que intuíamos no debíamos superar, lo que tras unas horas de carrera nos llevó a caer a la 3ª plaza.
En la madrugada cundió el «pánico» entre algunos equipos, que veían como unas previsiones optimistas les habían llevado a consumir más de la mitad del combustible sin haber llegado al ecuador de la prueba. Esta corriente, al final nos arrastró a todos. Bajamos hasta 5,6, e incluso un «desobediente» compañero llegó a registrar 4,8, pero el Auris Nº2 fue el que menos bajo el ritmo y, por lo tanto, el más regular. Con la incógnita de saber si habíamos acertado en nuestras previsiones, a las 2:50 de la madrugada sustituimos el neumático delantero izquierdo, pues su hombro exterior estaba bastante dañado, dado la gran cantidad de curvas a derechas, dos de ellas con un gran apoyo. No fuimos los primeros en hacerlo, pero en ese momento tampoco teníamos claro si todos iban a parar, y como había que cambiar la rueda con las herramientas del coche, a las que se sumaba un gato hidráulico, la operación, en el marco de una carrera, se nos antojaba algo más que lenta.
El resto de la noche transcurrió sin incidencias reseñables, salvo la de los conejos que, distraídos por la ausencia del ruido mecánico de los híbridos, en algunas zonas del circuito cruzaban la pista para ver si encontraban pasto al otro lado.
Máxima emoción
En las tres últimas horas la tensión fue máxima, pues el Auris Nº1, en 2ª posición, ganaba terreno al Nº2 1º, situándose a sólo 2 vueltas de distancia, mientras que la lucha por la 3ª plaza también era incierta. Hasta la última hora no se vio claro que la estrategia del Nº1 había sido poner nervioso al Nº2 con el fin de cometer un error, pues ya muy apurado de combustib le pasaba de rodar en 2:20 a un minuto más por vuelta. Así, la última hora nos permitió saborear la victoria.
Justo dos vueltas antes de la bajada de la bandera a cuadros, el medidor de autonomía se quedó en cero, algo que no nos preocupaba, pues nuestros colegas del Nº1 llegaron a completar así 9 vueltas y, pese a ello, regresaron tras la bajada de la bandera al box. Pero lo mejor del final fue la lucha por la 3ª plaza, completamente al sprint, como en una carrera de pura velocidad. Al final sólo un segundo de diferencia y 64 centésimas separaron al Auris Nº3 del Nº5 en un final de auténtico infarto.