Sébastien Ogier llegó a Polonia con 33 puntos de ventaja sobre Jari-Matti Larvala y se volvió a casa con 50 sobre el finlandés. O, lo que es lo mismo, dos victorias contantes y sonantes de ventaja… En Polonia Ogier volvió a dar un nuevo recital de mentalidad ganadora y consistencia, ganando con más de un minuto de ventaja.
Su enemigo más cualificado volvió a encontrarlo dentro del equipo Volkswagen, aunque no fue Latvala en esta ocasión, sino Andreas Mikkelsen. Confirmando las buenas sensaciones de la última cita, Cerdeña, el noruego volvió a demostrar que recuperar a su antiguo copiloto, Ola Floene, le va ha permitido dar un paso adelante en materia de prestaciones. Mikkelsen aguantó el tipo muy bien tanto el jueves como el viernes, de manera que a la altura del tramo 11 de los 24 de la carrera, el sábado por la mañana, estaba solo 0.5 segundos detrás de Ogier. Un tramo más tarde comenzaron los problemas y una ligera salida (Ogier se salió en el mismo sitio, pero apenas perdió tiempo) hizo que pinchara. Cedió 9.6 segundos ahí con Ogier, lo que no era insalvable, pero el pinchazo sí le hizo hipotecar la combinación de montas de neumáticos en el resto del bucle, donde el noruego también empezó a desconcentrarse y perder el ritmo. La diferencia entre un superclase y un buen piloto… Para colmo, un problema de frenos en el tramo 19 le hacía perder otros 41.8 segundos, sentenciándole definitivamente en la pelea por ganar. El día que consiga completar un rallye entero al ritmo que llevaba aquí en su primera mitad, ojo con el noruego…
Ya solo quedaba por saber, a partir de ese momento y de no mediar sorpresas de última hora, qué tres pilotos se llevaban los 3, 2 y 1 puntos que se repartían para los mejores en el denominado Power Stage, la especial con televisión en directo que cerraba el rallye. En ella, Ogier encabezaba un triplete Volkswagen, sacándole 1.5 a Mikkelsen por y 2.3 a Latvala.
El finlandés no consiguió esta vez ni siquiera terminar en el podio final de la carrera. Desacertado con los reglajes inicialmente y también atenazado por la presión y el miedo escénico de que se repitiera su gran error de 2009 aquí, cuando abandonó tras chocar en la última curva del último tramo, una superespecial, cedió mucho terreno nada más empezar. Luego quiso rectificar el equilibrio de su coche, pero tardó en encontrar los reglajes ideales. Cuando empezó a sentirse más a gusto, hacia la mitad del sábado, estaba ya a más de medio minuto de la cabeza. Para colmo, arrancó un amortiguador en el TC14, hundiéndose definitivamente. Luego peleó para intentar recuperar, soñando en su fuero interno con poder llegar al tercer puesto. Pero fue misión imposible: Thierry Neuville lo defendió con uñas y dientes y también Mikko Hirvonen fue un obstáculo infranqueable para el de VW, que se quedaba a solo 0.7 de Hirvonen al final, completando tal vez su rallye más atropellado de lo que va de año.
El tercer puesto de Neuville permitía a Hyundai celebrar otro buen resultado en el año de rodaje en el que están inmersos, pensando ya en estrenar alguna evolución de motor, su punto menos fuerte, en agosto. Llegará en Finlandia o, como tarde, en Alemania, donde volverán a escena el asfalto y también el ganador de esa carrera en 2013: Dani Sordo.
El Rallye de Finlandia será el siguiente asalto del WRC y se disputará entre los días 31 de julio y 3 de agosto.
Clasificación final:
1º S. Ogier-J. Ingrassia (Volkswagen Polo WRC), 2:34:02.0
2º A. Mikkelsen-O. Floene (Volkswagen Polo WRC), 1:07.7
3º T. Neuville-N. Gilsoul (Hyundai i20 WRC), 2:13.5
4º M. Hirvonen-J. Lehtinen (Ford Fiesta WRC), 2:32.4
5º J.M. Latvala-M. Anttila (Volkswagen Polo WRC), 2:33.1