Norma M20F-Honda 2.0

Los Vilariño han abandonado la montaña, y padre e hijo han unido sus fuerzas en la Challenge Europea de Resistencia. Séptimos en 2008 tras su primer intento, en este 2009 cuentan sus participaciones por victorias y son los favoritos al título. El Norma-Honda que probamos ahora es un coche con mucho carácter.

Norma M20F-Honda 2.0
Norma M20F-Honda 2.0

La prueba fue un auténtico lujo. El escenario fue el trazado de Pau Arnos, al norte de San Sebastián, en Francia, un circuito sensacional con curvas rápidas y otras muy lentas, muy técnico y divertido, con rasantes y fuertes cambios de nivel ideal para poner a prueba un prototipo como el Norma-Honda . El prototipo como tal, es de lo más simple, un chasis tubular bien construido y ensamblado, plagado de remaches de precisión, con suspensiones independientes en las cuatro ruedas, buenos frenos y una aerodinámica que garantiza una estabilidad sobresaliente, mientras que un potente motor de dos litros le permite competir dentro de la categoría CN de la Challenge Europea de Resistencia. Dicho así parece fácil, pero en el mismo certamen hay casi una docena de fabricantes que buscan el mismo objetivo, la victoria, alguno del prestigio de Ligier, o Juno, Radical, Chiron, PRC, Merlin y Funyo entre otros. Cada victoria, pole y vuelta rápida es un gran triunfo. El ansiado momento de ponerse al volante había llegado. El suelo estaba húmedo, la trazada seca y el día frío. Tras un par de vueltas de reconocimiento al volante de un deportivo de calle con Ander Vilariño como instructor, el trazado ya no escondía secretos... eso sí, cuando él decía... "esto es quinta y a fondo", a mi se me dibujaba una cara de desconfianza a la que el bravo piloto vasco respondía con cara de malicia. Acomodarme en el interior fue fácil. Es la ventaja del habitáculo biplaza, aunque una vez fijado al pequeño asiento la sensación de espacio es similar a la que se tiene en un Fórmula 3. Arrancar es sencillo. El conjunto central de botones ubicado en el cuadro de mandos son, en su mayoría, para poner en marcha el motor; contacto, bomba de combustible y arranque. El proceso es fácil y el motor japonés arranca con suavidad. Cuando el motor estuvo a la temperatura adecuada salí a pista y aún estuve casi dos vueltas circulando por la pista calentando las ruedas slick de Avon , las mismas que utiliza en el campeonato y que en España comercializa el propio Ander Vilariño . Tras el primer trallazo por ruedas frías me lo tomé con calma. Ander me había explicado que el Norma es muy sensible a los cambios de "set-up", y que para la ocasión llevaba una carga considerable de ala trasera con un reglaje intermedio, pues el suelo estaba seco, pero con tanto frío difícilmente iba a conseguir que las ruedas trabajaran a su temperatura óptima. La puesta a punto no es complicada pero si muy exigente y el resultado muy cambiante. El fabricante ha ideado un sistema de anclajes de suspensión que permite, en pocos minutos, pasar de seco a mojado con una eficacia sobresaliente, incluso con el incremento de altura de la carrocería. Pasaron las vueltas y comencé a apreciar que el prototipo pasaba por las curvas como si fuera sobre raíles. Incluso pretendí en dos ocasiones deslizar ante el fotógrafo para dejar el coche inmortalizado en una delicada situación... pero resultó complicado. El motor es muy progresivo, quizás algo perezoso en la zona más baja pero muy rabioso en la zona alta. Tiene un limitador de giro a 8.200 rpm (sistema de control que impone la organización a todos los motores) y el cuadro de mandos tiene un curioso sistema de luces para indicar la llegada del momento perfecto para el cambio, pues avanzan por la derecha y por la izquierda del cuadro para unirse en el centro. No es difícil trabajar entre las 6.000 y las 8.000 rpm , pero tampoco hay que preocuparse por llegar al corte de inyección. El cambio es una maravilla, un Sadev de seis relaciones que requiere del uso del embrague en deceleración, pero no en aceleración. En realidad, tampoco es imprescindible en deceleración, pero la caja sufre y el piloto puede tener alguna desagradable sorpresa por la fuerte retención que llega a realizar, que amenaza con bloquear las ruedas traseras. El autoblocante es el responsable, de esa exigencia y también de la sensacional capacidad de tracción, porque el Norma se conduce como los grandes GT, no conviene acelerar a fondo hasta que no está completamente derecho, pero el autoblocante permite ir apurando el momento de volver a acelerar, y lo cierto es que ya en mitad de la curva se puede aplicar una generosa dosis de acelerador. Los frenos son un apartado importante. En nuestro test no tuvimos que ponerlos a punto, y fue una suerte. El Norma-Honda es tan ligero y potente en su frenada que resulta fácil bloquear las ruedas, más aún en el caso de que estén frías. Estaba regulado con mucha frenada atrás, con discos de acero y buenas pastillas, la frenada era contundente y muy estable, lo que animaba a apurar desde la primera curva. Algo subvirador, rabioso en la zona alta del motor, embriagador por la velocidad de la caja de cambios y el perfecto sonido del punta-tacón electrónico, las sensaciones al volante del Norma-Honda son las de pilotar un monoplaza potente y muy eficaz, un monoplaza sobre el que el piloto se siente algo más seguro por aquello de que las ruedas no van por fuera. Un prototipo bien pensado y diseñado que responde con nobleza sorprendente a las solicitudes del piloto, con una estabilidad a toda prueba en curva rápida... Sí, la misma que al comenzar el día con Ander de instructor daba pánico con un coche de calle... con el Norma y con las ruedas ya calientes, era a fondo sin problemas.

El prototipo en detalle
Palmarés de Vilariño y Vilariño