Tras conocer a Andy Soucek en un plano más personal como conductor, toca ahora hablar con él del plano deportivo y de competición. El piloto madrileño de 30 años repite de nuevo en las Blancpain Series, una de las categorías de resistencia de referencia de GT3 en circuitos. Actualmente como, ‘Bentley Boy’, Soucek ha corrido en múltiples categorías de monoplazas años atrás, ganando por ejemplo la Fórmula 2 o el campeonato de España de Fórmula 3. Hablamos con Andy de la nueva temporada 2016, tras las 12 Horas de Bathurst donde fue séptimo, y de su experiencia en las carreras de GT, cada vez más de moda.
2016 es tu segunda temporada en Bentley. ¿Cómo la afrontas?
Tras un 2015 de adaptación, 2016 es el año de la verdad. Es verdad que, como siempre digo, cuando corro, lo hago para ganar, no para adaptarme a nada. Pero sí que es cierto que el año pasado hubo muchas cosas por las que necesitas un tiempo para amoldarte: un equipo inglés, compañeros de equipo ingleses, una estructura y coche nuevos, el asiento a la derecha,… Este año ha llegado la hora de la verdad y hay que demostrar que estamos capacitados para poder, por lo menos, luchar por el campeonato. Tenemos todos los ingredientes necesarios para ello.
¿Cómo es a día de hoy tu situación en Bentley?
Firmamos un acuerdo a dos años y en éste se ha renovado, como estaba hablado. Las reuniones con los jefes han sido muy positivas, están muy contentos conmigo y yo estoy muy contento de formar parte del equipo. Es un binomio que funciona bien. Si las cosas siguen yendo bien y sigo demostrándoles mi profesionalidad y un buen ritmo, ganas de trabajar,… espero tener un largo recorrido con ellos.
¿Cómo fue tu adaptación a los GT después de tantos años compitiendo en monoplazas?
Pensé que me iba a costar más, pero me sentí muy a gusto desde el principio. Los monoplazas siempre los he disfrutado, pero quieras o no, a mi edad (30 años), ya no me veo en estas carreras. Creo mi época en los Fórmulas (14 años) fue una etapa preciosa, que disfruté y donde gané muchas cosas. Ahora en los GT estoy disfrutando más que nunca. Los GT te ofrecen una visión distinta de las carreras, más estratégica, de cuidar los neumáticos, la gasolina,… es algo que requiere mayor madurez y mayor preparación que los monoplazas. Sí que es verdad que, a nivel de prestaciones, no hay nada que supere al monoplaza.
Las Blancpain Series
Para quien no conozca las Blancpain Series en las que participas, ¿en qué consiste el campeonato?
Hay dos vertientes: las Blancpain Sprint Series, con dos carreras de una hora, dos pilotos por coche y sin repostajes; y las Blancpain Endurance Series, que pueden durar 3, 6 o 24 horas, con tres pilotos por coche. Es un campeonato que ha ido creciendo con el tiempo y que puede llegar a albergar más de 70 coches, como ocurrió el año pasado en las 24 Horas de Spa, algo abismal para un campeonato. Ahí ves que las marcas están apostando mucho por las carreras de GT, es donde están viendo el futuro.
En carreras de resistencia tienes que compartir trabajo y coche con otros pilotos. ¿Existe algún tipo de negociación entre vosotros a la hora de afrontar la temporada y las carreras?
Totalmente. Cuando empieza la temporada la planificas en base a los circuitos. En base a donde uno se encontró más rápido y cómodo en los circuitos, uno clasifica en una o en otra prueba. Ahora bien, si llega el fin de semana y, por ejemplo, yo me encuentro más cómodo y contento con el coche, el otro tiene que relegar, y viceversa, por un tema de interés colectivo. Tienes que pensar más en el equipo, porque nos beneficiaremos todos.
La clave de lograr la igualdad en este campeonato con coches tan distintos es el Balance of Performance (BoP). ¿En qué consiste?
El BoP es la clave del éxito de los GT. Si tú quieres que un Ferrari, un McLaren, un Aston, un Porsche, un Nissan, un Mercedes, un BMW y un Bentley estén separados por una décima, con diferentes configuraciones de motor, diferentes transmisiones, pesos,… no hay otra manera que penalizar a los que corren mucho y van rápido en curva, y dándoles un poquito más a los que corren menos y van más lento en curva. Se trata de equilibrar para que haya competitividad. Eso es lo que hace atractivo el campeonato. Hay dos tipologías de circuito: A y B, rápido y lento, y cada BoP está ajustado a ese circuito.
El Bentley Contienental GT3
El GT con el que compites, el Bentley Continental GT3, es muy llamativo, sobre todo, por sus dimensiones. ¿Qué ventajas y desventajas tiene respecto a otros coches que hayas pilotado, como el McLaren o el Aston Martin?
Las dimensiones del coche son las que son, no puedes obviar que al lado de un McLaren o un Ferrari, es el doble de alto. Con el Bentley penalizamos el coeficiente aerodinámico en recta, pero menos de lo que te puedas imaginar por la forma redonda de la carrocería. En peso estaremos en 1.300 kilos, cuando el Audi quizás tenga 70 kilos menos. Luego nosotros tenemos a favor un motor V8 biturbo que da muy buena potencia desde abajo y en recta. Frena muy bien y es muy estable; puedes frenar un poco en apoyo que el Bentley nunca te va a dar un latigazo. En curva rápido es muy rápido, es lo mejor que tiene, recuerda a un monoplaza en este aspecto. Y lo peor, la curva lenta, al ser tan largo y tener tanta batalla cuesta más meter el coche. Además tenemos los mismos neumáticos delante y detrás, que también nos penaliza en la parte delantera y es más tosco al entrar en curva.
¿Ha cambiado tu estilo de conducción respecto a otros de los GT que has pilotado?
Es una pregunta difícil de contestar. Son muy diferentes de conducir, sí. Cada uno tenemos nuestro estilo, pero yo creo que, personalmente, me adapto a cualquier coche rápidamente, soy muy polivalente. El McLaren no me costó tanto cuando todo el mundo decía que era muy peleón, que lo era, y el Aston fue subirme y desde el primer momento dije “esto es la bomba”. Desde que me subí al Bentley también fui cómodo, salvo por lo del volante a la derecha. No he tenido que cambiar mucho mi forma de conducir, pero sí que es verdad que el coche, desde dentro, tiene más balanceo de la carrocería, pero luego en la parte dinámica no se mueve más, es una sensación que se nota más desde dentro pero que no penaliza a la hora de buscar los tiempos.
Has sido de los pocos pilotos españoles que has probado un DTM (un Mercedes en 2009) y un GT3. A nivel de sensaciones, ¿qué diferencias notas entre ambos coches?
El DTM es un Fórmula 3 carrozado, todo es cuestión de soltar el freno y dejar correr el coche, no tienes tanta potencia como un GT u otro monoplaza ni esa sensación de tanto empuje. Los DTM tienen mucha más carrocería y chasis que motor, está pensado así para ser una categoría técnicamente muy avanzada. Mucho efecto suelo, aerodinámica,… En GT, es una mezcla, porque tienes mucha potencia. Aquí tienes que encontrar el punto medio donde tú frenes tarde y fuerte para que entre el ABS, y luego soltar el freno en mitad de curva y dejar que vaya el coche, pero tampoco mucho tiempo porque el mayor peso del coche te empuja hacia fuera. Aquí creo que está la clave para pillarle el truco al GT3. Por eso les puede costar más en fase de adaptación a pilotos como Dani Juncadella o Miguel Molina al principio.
En clave de futuro, ¿dónde te ves a corto-medio plazo?
¿Dónde me gustaría estar? Donde estoy. De aquí a 10 años veremos lo que pasa. Me veo con mi escuela de conducción, Sportdrive, con la que llevamos 7 años dando formación, cursos, presentando modelos de coches con diferentes marcas… Soy el director deportivo y voy a la oficina todos los días; me divierte muchísimo y para mi es una inversión de futuro. Me veo también corriendo en GT, porque es una disciplina que disfruto mucho. Si surgiese la oportunidad de hacer DTM, quizás,… También me gustaría tener una familia dentro de no mucho. Al pensar a largo plazo lo hago en los GT, Le Mans me motivaría mucho y me gustaría. En definitiva, seguir vinculado al mundo del motor.
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