El SUV se está civilizando, tal vez demasiado. Afortunadamente, marcas como Land Rover y Mercedes-Benz están al acecho buscando un nuevo nicho de mercado, SUV más auténticos, propuesta más desenfadadas y originales. Seguro que has oído hablar del Mercedes "baby G", el concept Ener-G-Force con el que la marca de la estrella anticipaba un futuro Clase G de ámbito más popular, más barato, asentado sobre nuevas arquitecturas más flexibles comunes con sus gamas más "pequeñas". Pues ese proyecto ya va tomando forma y aunque el producto final va a ser más "convencional" de lo esperado, apuesto a que supondrá un soplo de aire fresco en la categoría. Land Rover, por su parte, tiene el difícil reto de renovar un modelo con casi siete décadas en el mercado, una denominación legendaria pero también demasiado especializada. Defender y GLB son, por tanto, los coches con los que tanto Land Rover como Mercedes pretender seguir proyectando la sombra de dos iconos entre los todo terreno. ¿Cómo adaptarlos al siglo XXI?
Land Rover Defender: una mina por explotar
Land Rover está ya en plena expansión industrial. El grupo está levantando actualmente una nueva factoría en Eslovaquia para reforzar en 150.000 unidades al año su capacidad de producción —en una segunda fase se duplicará esa capacidad—, donde el Defender volverá a resurgir de sus cenizas. Todo apunta a que este mítico modelo tendrá que abandonar Solihull (Inglaterra), "su factoría", donde la marca tuvo que recurrir al aluminio debido a la escasez de acero del momento. Curiosidades de la vida, cuando Land Rover es hoy uno de los fabricantes con mayor experiencia en materiales ligeros, su futuro Defender responderá a otro tipo de necesidades.
Por otro lado, la futura generación del Land Rover Defender dejará de estar encerrado entre minas y se abrirá las puertas de par en par a un nuevo público. No dejará de ser un coche rudo y relativamente sencillo, pero ingenioso, versátil y mucho más pragmático. Y no, no se trata de cambiarle la cara a un Range Rover Evoque, aunque el Defender usará buena parte de sus componentes. No se entendería un Defender sin reductora, sin un modelo corto, uno largo, un pick-Up: una gama escalable, y cada versión, más singular aún. Sobre él, la marca desplegará un catálogo de versiones y accesorios para personalizarlo, pero Land Rover se guarda muchas sorpresas bajo la manga que poco a poco irá desvelando. Ya hay prototipos rodando, buscando el mejor compromiso posible entre campo y carretera, robustez y "usabilidad", pero hasta 2018 no se iniciará la producción.
Mercedes GLB: hasta siete plazas y reductora opcional
Algo antes que el Land Rover Defender, Mercedes-Benz llegará dispuesta a "tocar la fibra" de sus incondicionales, porque al igual que el modelo de Land Rover, el Mercedes GLB también tendrá un catálogo de personalizaciones que aportarán un alto impacto visual a la carrocería, muchas de ellas buscando esa continuidad con el icónico Clase G. Técnicamente será mucho más que una transformación del Mercedes GLA o el monovolumen Clase B, modelos con los que compartirá infinidad de componentes mecánicos, aunque la marca está en plena evolución de su arquitectura de tracción delantera, base que el GLB adaptará para satisfacer a ese porcentaje de público que sí usa el SUV para salir y exigir lo máximo de él en el campo, además de en su día a día cotidiano. Así que parece más que probable que GLB pueda disponer de un paquete off-road con reductora —probablemente, con Magna Powertrain como responsable técnico—, suspensión más elevada, ruedas específicas y acabados con un diseño diferente de paragolpes. También se articulará en carrocerías con diferentes longitudes y separación entre ejes dando lugar a versiones de cinco y siete plazas.
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