4x4

Suzuki SX4 1.9 DDiS

Con una estética muy agradable y haciendo gala de una habitabilidad y dinamismo sorprendentes, el nuevo Suzuki SX4 abre un nuevo nicho comercial que no dudamos tendrá un importante éxito comercial, el de los SUV compactos.

Suzuki SX4 1.9 DDiS
Suzuki SX4 1.9 DDiS

Debemos reconocer que Suzuki ha acertado al plantear su SX4, ya que no existen muchos vehículos en el segmento en el que se mueve este modelo que ofrezcan una versatilidad de utilización tan grande.

Y es que si por algo se destaca este compacto japonés es por la soltura con que se desenvuelve en el abigarrado tráfico de la ciudad o en vías interurbanas de todo tipo, virtud a la que gracias a su sistema de tracción añade también su notable movilidad en nieve o terrenos resbaladizos, e incluso a la hora de abordar incursiones no demasiado rudas fuera del medio asfaltado.

El SX4 surge como consecuencia de los acuerdos comerciales existentes entre el fabricante japonés y la italiana Fíat. De hecho, este mini SUV de Suzuki es un «gemelo» prácticamente idéntico del Fiat Sedici, y en él destaca en primer lugar su peculiar estilo. Porque basta fijarse en las fotos que ilustran este test para convenir que el nuevo modelo es un híbrido entre un compacto y un monovolumen. En este sentido, lo primero que llama la atención es lo limpio de sus formas, con un frontal en el que destacan sus faros rasgados, así como, en esta variante «campera», las placas cromadas de la parte inferior del paragolpes, que le añaden un punto de robustez a su imagen. En una visión lateral se aprecia igualmente la forma de cuña que presentan sus superficies acristaladas, característica que, pese a la altura del coche en relación con su longitud, potencia la sensación de dinamismo del modelo.

La carrocería termina en una zaga masiva, aunque no pesada, presidida por un portón de muy generosas dimensiones y por una luna trasera que «muerde» incluso en los montantes posteriores.

No obstante, lo que realmente destaca de este Suzuki es la gran sensación de amplitud que disfrutan sus ocupantes una vez se traspasa el umbral de sus generosísimas puertas. Y es que no es nada usual disfrutar en un vehículo compacto de una altura libre de casi 100 cm en los asientos delanteros y 89 en los traseros, medidas que son similares a las de algún 4x4 de gama alta.

Los asientos son igualmente muy generosos de dimensiones tanto delante como detrás y cuatro ocupantes encontrarán buen acomodo sobre unas banquetas que ofrecen un mullido que sin ser especialmente blando, tampoco castiga sus cuerpos incluso rodando por carreteras de firme roto.

El conductor disfruta de un puesto bien resuelto en el que, aunque el volante no dispone de reglaje en profundidad, resulta fácil llegar a un compromiso bastante bueno en la relación de distancias entre volante, palanca de cambios y pedales. El resto de los mandos de uso habitual se encuentran también bien agrupados en torno al conductor, desmarcándose solamente el botón que nos permite cambiar el modo de tracción, que se encuentra algo oculto entre los asientos delanteros y por detrás de la palanca del freno de mano. Aunque la visión interior del habitáculo nos revela un coche bien terminado, se aprecian ciertas lagunas que restan sensación de calidad al coche. En este sentido hay que apuntar que el limpiaparabrisas de nuestra unidad de pruebas producía ruidos aerodinámicos a alta velocidad, que el motor estaba poco aislado, como demuestran las vibraciones que llegaban a pedales y asientos delanteros, o el ruido de su funcionamiento, que también llega nítido al habitáculo por encima de 3.000 rpm.

Tampoco merece buena nota el hecho de que el coche incorpore rueda de repuesto de emergencia, porque puede llegar a complicarnos mucho la vida en conducción por campo, o que el piso del maletero sea un barato tablero de madera comprimida al que se ha pegado un simple fieltro. Tampoco estaría de mas, por lo que cuesta el coche, que al menos los plásticos situados más a la vista ofrecieran un tacto más refinado y no el tacto duro que presentan.

Mejor juicio nos merece su motor, un 1.9 turbodiesel de 120 CV que proviene del banco de motores JTD de Fíat. Ciertamente y como veremos al hablar de su rendimiento en campo, no le sobran bajos, pero por encima de 2.000 rpm se muestra tan satisfactorio y su respuesta es tan franca, que en carretera permite tener que recurrir poco al cambio de marchas. Algo por otro lado que no representaría un problema, ya que la caja de seis velocidades que lo acompaña presenta un escalonamiento muy bien medido y sin «huecos» de potencia, mientras que su tacto y precisión son también destacables. El SX4 comparte parentesco con el Fiat Sedici y su comportamiento sobre el asfalto es sencillamente extraordinario, aunque con unos consumos ligeramente altos. Si hablamos de prestaciones en general, el Suzuki cumple con creces en todos los aspectos, bien sea acelerando, recuperando o adelantando.

Y ciertamente no se puede pedir más a un vehículo de sus características, salvo quizá la escasa capacidad de recuperación por debajo de 2.000 rpm. Es digno de elogio el buen hacer de su mecánica, así como el funcionamiento de su caja de cambios manual de seis velocidades. En el apartado de frenos el coche cumple solo con aprobado por culpa de sus pequeños tambores traseros, que limitan su capacidad de frenada. También podríamos criticar la excesiva sensibilidad de su ABS así como la algo justa capacidad de agarre de los neumáticos con que viene calzado, que deslizan con cierta facilidad.A la hora de iniciar el análisis dinámico, lo primero que destaca en este Suzuki es que su «tacto» está mucho más próximo al que disfrutaríamos en una berlina de carretera que a un SUV. Lo segundo es que sus recortadas dimensiones lo colocan en una posición muy favorable frente al tráfico de la ciudad, medio en el que acredita una excelente movilidad.

Qué duda cabe que lo elevado de la posición de los ocupantes, que van «muy sentados» en unos asientos cuya banqueta está bastante alta, y la gran visibilidad que se disfruta en todas direcciones gracias al importante porcentaje de cristales que presenta su carrocería, contribuyen enormemente a facilitar el ágil desenvolvimiento del coche en el flujo del denso tráfico.

Por otro lado, esa misma buena visibilidad, los bien definidos límites de su carrocería y sus apenas 4,1 metros de longitud, representan un aliado de peso para encontrar «huecos» a su medida donde poder aparcar. En carretera abierta el Suzuki sigue sorprendiéndonos, porque pese a disponer de una batalla más bien corta, presenta un aplomo en todo tipo de trazados realmente alto, incluso rodando sólo con la tracción delantera conectada. El secreto de este buen comportamiento hay que buscarlo por un lado en la amplia base de sustentación sobre la que se apoya el coche, que con esa batalla de 2,5 metros y una anchura de vías de 1,5 metros tanto delante como detrás, construye un cuadrado casi perfecto. Por otro, en unas suspensiones muy bien diseñadas y que presentan además unos tarados excelentes, aunque, eso sí, posiblemente algo firmes para algunos usuarios. En curvas rápidas y gracias a una dirección bastante directa y de excelente tacto y precisión, el coche va prácticamente siempre por donde le indica el conductor.

En las más lentas el coche se sigue comportando de un modo ejemplar, manteniéndose muy plano en los apoyos laterales gracias a unas generosas estabilizadoras. Tan sólo cuando se rueda a muy alta velocidad sale a relucir una cierta tendencia a irse de morro, pero esta tendencia se corrige fácilmente levantando ligeramente el pie del acelerador. Con esta acción se consigue que la zaga deslice ligeramente y ayude a redondear la curva para encarar la salida. Si las cosas se complican por falta de adherencia —lluvia, nieve, etc—, bastará con conectar la tracción total para volver a recuperar en gran medida esa sensación de aplomo y seguridad.

El único defecto que presenta el SX4 en este apartado es el de utilizar un equipo de frenos que llega a mostrarse algo justo en un tipo de conducción vehemente. Y es que el fabricante se ha mostrado algo «tacaño» en este aspecto, ya que el coche utiliza unos ya anacrónicos —y mínimos— frenos de tambor en su tren trasero. Como se comentó al inicio, una de las virtudes del SX4 es la versatilidad de utilización que permite. Así, si decidimos abandonar la cinta asfáltica para adentrarnos en pistas forestales, debemos tener muy en cuenta que los recorridos de suspensión, con sólo 27,5 cm en el tren delantero y 29 en el trasero, son muy escasos. Por ello, y por el hecho de utilizar neumáticos muy de carretera, hay que poner gran atención a la hora de elegir nuestro ritmo de marcha, ya que si la pista está muy deteriorada y rodamos «ligeros», es muy fácil llegar a provocar serios topes de suspensión, o el pinchazo de alguna rueda al ser pellizcada entre el obstáculo y la llanta. Y esto es algo que hay que tener en cuenta, porque debemos reconocer que el comportamiento del Suzuki en pista es tan noble y divertido que invita continuamente a «atacar». También conviene prevenir a quienes gusten de practicar este último tipo de conducción que deben andar con precaución en terrenos rizados o con grava, porque el ABS que equipaba nuestro coche de test se mostró especialmente sensible, entrando con mucha más facilidad de lo que sería de desear. A la hora de analizar las posibilidades en campo de este Suzuki lo primero que hay que decir es que el coche ni busca, ni se encuentra cómodo en todo lo que no sea asfalto o pista sencilla. Y es que para trialear ni dispone de buenos recorridos de suspensión, ni de reductoras, y su motor tampoco puede presumir de disfrutar de bajos sobrados. Esto hace que frente a obstáculos de cierta envergadura que deban abordarse lentamente, sea relativamente fácil llegar a calar el motor si no «tiramos» de embrague. Y los buenos todoterreneros saben lo poco aconsejable que resulta esta práctica.

Si a lo que nos referimos es a la transmisión, es cierto que el SX4 ofrece tracción total, e incluso dispone de bloqueo del diferencial central, pero esto no es suficiente para salvar obstáculos que nos dejen con una rueda en el aire, ya que todo el par se escapará por esa rueda. Y como los recortados recorridos de suspensiones hacen que las ruedas pierdan rápidamente contacto con el suelo, es obligado recurrir a la inercia para afrontarlos, lo que en muchas ocasiones resulta desaconsejable cuando no peligroso.

Los vadeos tampoco son el fuerte de este coche, ya que ofrece poca altura hasta una toma de admisión a la que resulta casi imposible acceder a mano para intentar elevarla mediante algún tubo o «montaje» artesanal.

  • SUBIDAS / BAJADAS: POCO ADAPTADO
    La ausencia de reductoras y el escaso par del motor por debajo de 2.000 rpm desaconsejan afrontar subidas con gran desnivel o largas, ya que es sencillo calar el motor a medio recorrido. Bajarlas tampoco es facil, ya que la capacidad de retención del motor es mínima y el coche acabará lanzándose en un vertiginoso —y peligroso— descenso.

  • ZANJAS: FALTAN BLOQUEOS
    La ausencia de un control de tracción y del bloqueo del diferencial trasero, así como los escasos recorridos de suspensión, hacen que los cruces de puentes que lleven aparejada la separación de una rueda del suelo acaben en lo que en trial se conoce como «fiasco».

  • PASO DE CRESTAS: POCA ALTURA
    Si bien el SX4 dispone de una batalla corta, carece de altura libre, lo que a la postre se traduce en una mala predisposición para afrontar crestas muy agudas. Además, los bajos de este coche están poco protegidos y es fácil que acabemos dañando alguno de sus elementos mecánicos.Debemos reconocer que Suzuki ha acertado al plantear su SX4, ya que no existen muchos vehículos en el segmento en el que se mueve este modelo que ofrezcan una versatilidad de utilización tan grande.

    Y es que si por algo se destaca este compacto japonés es por la soltura con que se desenvuelve en el abigarrado tráfico de la ciudad o en vías interurbanas de todo tipo, virtud a la que gracias a su sistema de tracción añade también su notable movilidad en nieve o terrenos resbaladizos, e incluso a la hora de abordar incursiones no demasiado rudas fuera del medio asfaltado.

    El SX4 surge como consecuencia de los acuerdos comerciales existentes entre el fabricante japonés y la italiana Fíat. De hecho, este mini SUV de Suzuki es un «gemelo» prácticamente idéntico del Fiat Sedici, y en él destaca en primer lugar su peculiar estilo. Porque basta fijarse en las fotos que ilustran este test para convenir que el nuevo modelo es un híbrido entre un compacto y un monovolumen. En este sentido, lo primero que llama la atención es lo limpio de sus formas, con un frontal en el que destacan sus faros rasgados, así como, en esta variante «campera», las placas cromadas de la parte inferior del paragolpes, que le añaden un punto de robustez a su imagen. En una visión lateral se aprecia igualmente la forma de cuña que presentan sus superficies acristaladas, característica que, pese a la altura del coche en relación con su longitud, potencia la sensación de dinamismo del modelo.

    La carrocería termina en una zaga masiva, aunque no pesada, presidida por un portón de muy generosas dimensiones y por una luna trasera que «muerde» incluso en los montantes posteriores.

    No obstante, lo que realmente destaca de este Suzuki es la gran sensación de amplitud que disfrutan sus ocupantes una vez se traspasa el umbral de sus generosísimas puertas. Y es que no es nada usual disfrutar en un vehículo compacto de una altura libre de casi 100 cm en los asientos delanteros y 89 en los traseros, medidas que son similares a las de algún 4x4 de gama alta.

    Los asientos son igualmente muy generosos de dimensiones tanto delante como detrás y cuatro ocupantes encontrarán buen acomodo sobre unas banquetas que ofrecen un mullido que sin ser especialmente blando, tampoco castiga sus cuerpos incluso rodando por carreteras de firme roto.

    El conductor disfruta de un puesto bien resuelto en el que, aunque el volante no dispone de reglaje en profundidad, resulta fácil llegar a un compromiso bastante bueno en la relación de distancias entre volante, palanca de cambios y pedales. El resto de los mandos de uso habitual se encuentran también bien agrupados en torno al conductor, desmarcándose solamente el botón que nos permite cambiar el modo de tracción, que se encuentra algo oculto entre los asientos delanteros y por detrás de la palanca del freno de mano. Aunque la visión interior del habitáculo nos revela un coche bien terminado, se aprecian ciertas lagunas que restan sensación de calidad al coche. En este sentido hay que apuntar que el limpiaparabrisas de nuestra unidad de pruebas producía ruidos aerodinámicos a alta velocidad, que el motor estaba poco aislado, como demuestran las vibraciones que llegaban a pedales y asientos delanteros, o el ruido de su funcionamiento, que también llega nítido al habitáculo por encima de 3.000 rpm.

    Tampoco merece buena nota el hecho de que el coche incorpore rueda de repuesto de emergencia, porque puede llegar a complicarnos mucho la vida en conducción por campo, o que el piso del maletero sea un barato tablero de madera comprimida al que se ha pegado un simple fieltro. Tampoco estaría de mas, por lo que cuesta el coche, que al menos los plásticos situados más a la vista ofrecieran un tacto más refinado y no el tacto duro que presentan.

    Mejor juicio nos merece su motor, un 1.9 turbodiesel de 120 CV que proviene del banco de motores JTD de Fíat. Ciertamente y como veremos al hablar de su rendimiento en campo, no le sobran bajos, pero por encima de 2.000 rpm se muestra tan satisfactorio y su respuesta es tan franca, que en carretera permite tener que recurrir poco al cambio de marchas. Algo por otro lado que no representaría un problema, ya que la caja de seis velocidades que lo acompaña presenta un escalonamiento muy bien medido y sin «huecos» de potencia, mientras que su tacto y precisión son también destacables. El SX4 comparte parentesco con el Fiat Sedici y su comportamiento sobre el asfalto es sencillamente extraordinario, aunque con unos consumos ligeramente altos. Si hablamos de prestaciones en general, el Suzuki cumple con creces en todos los aspectos, bien sea acelerando, recuperando o adelantando.

    Y ciertamente no se puede pedir más a un vehículo de sus características, salvo quizá la escasa capacidad de recuperación por debajo de 2.000 rpm. Es digno de elogio el buen hacer de su mecánica, así como el funcionamiento de su caja de cambios manual de seis velocidades. En el apartado de frenos el coche cumple solo con aprobado por culpa de sus pequeños tambores traseros, que limitan su capacidad de frenada. También podríamos criticar la excesiva sensibilidad de su ABS así como la algo justa capacidad de agarre de los neumáticos con que viene calzado, que deslizan con cierta facilidad.A la hora de iniciar el análisis dinámico, lo primero que destaca en este Suzuki es que su «tacto» está mucho más próximo al que disfrutaríamos en una berlina de carretera que a un SUV. Lo segundo es que sus recortadas dimensiones lo colocan en una posición muy favorable frente al tráfico de la ciudad, medio en el que acredita una excelente movilidad.

    Qué duda cabe que lo elevado de la posición de los ocupantes, que van «muy sentados» en unos asientos cuya banqueta está bastante alta, y la gran visibilidad que se disfruta en todas direcciones gracias al importante porcentaje de cristales que presenta su carrocería, contribuyen enormemente a facilitar el ágil desenvolvimiento del coche en el flujo del denso tráfico.

    Por otro lado, esa misma buena visibilidad, los bien definidos límites de su carrocería y sus apenas 4,1 metros de longitud, representan un aliado de peso para encontrar «huecos» a su medida donde poder aparcar. En carretera abierta el Suzuki sigue sorprendiéndonos, porque pese a disponer de una batalla más bien corta, presenta un aplomo en todo tipo de trazados realmente alto, incluso rodando sólo con la tracción delantera conectada. El secreto de este buen comportamiento hay que buscarlo por un lado en la amplia base de sustentación sobre la que se apoya el coche, que con esa batalla de 2,5 metros y una anchura de vías de 1,5 metros tanto delante como detrás, construye un cuadrado casi perfecto. Por otro, en unas suspensiones muy bien diseñadas y que presentan además unos tarados excelentes, aunque, eso sí, posiblemente algo firmes para algunos usuarios. En curvas rápidas y gracias a una dirección bastante directa y de excelente tacto y precisión, el coche va prácticamente siempre por donde le indica el conductor.

    En las más lentas el coche se sigue comportando de un modo ejemplar, manteniéndose muy plano en los apoyos laterales gracias a unas generosas estabilizadoras. Tan sólo cuando se rueda a muy alta velocidad sale a relucir una cierta tendencia a irse de morro, pero esta tendencia se corrige fácilmente levantando ligeramente el pie del acelerador. Con esta acción se consigue que la zaga deslice ligeramente y ayude a redondear la curva para encarar la salida. Si las cosas se complican por falta de adherencia —lluvia, nieve, etc—, bastará con conectar la tracción total para volver a recuperar en gran medida esa sensación de aplomo y seguridad.

    El único defecto que presenta el SX4 en este apartado es el de utilizar un equipo de frenos que llega a mostrarse algo justo en un tipo de conducción vehemente. Y es que el fabricante se ha mostrado algo «tacaño» en este aspecto, ya que el coche utiliza unos ya anacrónicos —y mínimos— frenos de tambor en su tren trasero. Como se comentó al inicio, una de las virtudes del SX4 es la versatilidad de utilización que permite. Así, si decidimos abandonar la cinta asfáltica para adentrarnos en pistas forestales, debemos tener muy en cuenta que los recorridos de suspensión, con sólo 27,5 cm en el tren delantero y 29 en el trasero, son muy escasos. Por ello, y por el hecho de utilizar neumáticos muy de carretera, hay que poner gran atención a la hora de elegir nuestro ritmo de marcha, ya que si la pista está muy deteriorada y rodamos «ligeros», es muy fácil llegar a provocar serios topes de suspensión, o el pinchazo de alguna rueda al ser pellizcada entre el obstáculo y la llanta. Y esto es algo que hay que tener en cuenta, porque debemos reconocer que el comportamiento del Suzuki en pista es tan noble y divertido que invita continuamente a «atacar». También conviene prevenir a quienes gusten de practicar este último tipo de conducción que deben andar con precaución en terrenos rizados o con grava, porque el ABS que equipaba nuestro coche de test se mostró especialmente sensible, entrando con mucha más facilidad de lo que sería de desear. A la hora de analizar las posibilidades en campo de este Suzuki lo primero que hay que decir es que el coche ni busca, ni se encuentra cómodo en todo lo que no sea asfalto o pista sencilla. Y es que para trialear ni dispone de buenos recorridos de suspensión, ni de reductoras, y su motor tampoco puede presumir de disfrutar de bajos sobrados. Esto hace que frente a obstáculos de cierta envergadura que deban abordarse lentamente, sea relativamente fácil llegar a calar el motor si no «tiramos» de embrague. Y los buenos todoterreneros saben lo poco aconsejable que resulta esta práctica.

    Si a lo que nos referimos es a la transmisión, es cierto que el SX4 ofrece tracción total, e incluso dispone de bloqueo del diferencial central, pero esto no es suficiente para salvar obstáculos que nos dejen con una rueda en el aire, ya que todo el par se escapará por esa rueda. Y como los recortados recorridos de suspensiones hacen que las ruedas pierdan rápidamente contacto con el suelo, es obligado recurrir a la inercia para afrontarlos, lo que en muchas ocasiones resulta desaconsejable cuando no peligroso.

    Los vadeos tampoco son el fuerte de este coche, ya que ofrece poca altura hasta una toma de admisión a la que resulta casi imposible acceder a mano para intentar elevarla mediante algún tubo o «montaje» artesanal.

  • SUBIDAS / BAJADAS: POCO ADAPTADO
    La ausencia de reductoras y el escaso par del motor por debajo de 2.000 rpm desaconsejan afrontar subidas con gran desnivel o largas, ya que es sencillo calar el motor a medio recorrido. Bajarlas tampoco es facil, ya que la capacidad de retención del motor es mínima y el coche acabará lanzándose en un vertiginoso —y peligroso— descenso.

  • ZANJAS: FALTAN BLOQUEOS
    La ausencia de un control de tracción y del bloqueo del diferencial trasero, así como los escasos recorridos de suspensión, hacen que los cruces de puentes que lleven aparejada la separación de una rueda del suelo acaben en lo que en trial se conoce como «fiasco».

  • PASO DE CRESTAS: POCA ALTURA
    Si bien el SX4 dispone de una batalla corta, carece de altura libre, lo que a la postre se traduce en una mala predisposición para afrontar crestas muy agudas. Además, los bajos de este coche están poco protegidos y es fácil que acabemos dañando alguno de sus elementos mecánicos.