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Domeño

En esta última de las rutas por la Comunidad Valenciana, también la más cercana a la capital, os invitamos a realizar un pequeño recorrido por los cautivadores montes de la comarca de Los Serranos, que finaliza en el emplazamiento de lo que una vez fue Domeño, deshabitado forzosamente debido a la construcción de una presa.

Domeño
Domeño

La ruta comienza en la gasolinera Petronor de Villar del Arzobispo. Se encuentra fácilmente dejando la CV-35 dirección Villar del Arzobispo y girando en la siguiente rotonda a la izquierda, situada en la entrada del pueblo. Salimos de la gasolinera dejando el cuartel de la Guardia Civil a la izquierda, continuamos todo recto por la calle Ingeniero Tamarit dejando la calle del bar Valencia a la izquierda, y atrás el hostal restaurante La Posá. En la casilla 2 giramos a la izquierda y subimos por una calle que deja las canchas de baloncesto a la izquierda.La romanización debió ser intensa en este término: hay restos donde se halló una inscripción latina en piedra y una moneda de bronce de Trajano.Al salir del pueblo continuamos por una carretera que cruza una zona de canteras. Después de atravesar la rambla del Villar, y de girar a la izquierda en la bifurcación (casilla 3), el asfalto deja paso a la tierra. Se trata de una pista ancha, aunque con baches, y un considerable tráfico de camiones transportando la tierra de las canteras y minas explotadas de la zona. El camino, menos bacheado que al comienzo, va dejando a la izquierda unos montes parcialmente poblados de pino joven, y a la derecha atraviesa numerosas plantaciones de almendros y olivos, continúa aún dentro del área de trabajo de canteras.Después de haber salvado la zona de las canteras (casilla 7), el camino ahora transita por espacios abiertos y, por primera vez en la ruta percibimos el pai-saje que nos rodea: de frente podemos ubicar los montes de la comarca de Los Serranos, y a la derecha Sierra de los Pinares. El valle que precede a estas montañas está coloreado por los desordenados campos de cultivo que, alternándose con la vegetación autóctona, forman una paleta pintoresca. De los cultivos predomina el almendro, en cuanto a la vegetación, el pino y las pequeñas coníferas son los protagonistas.La ruta continúa por pista principal hasta la casilla 9, que tras desviarse a la izquierda, vuelve a circular por pista principal. Sin baches, amplia y lisa, se dirige hacia la zona de El Torme, un agrupamiento de casas esparcidas en el monte por el que viajamos. Dejando atrás una señal de limitación de velocidad a 30 km/h, llegamos a la casilla 11: se trata de un cruce de varios caminos donde seguimos todo recto, tomando el tercer camino si empezamos a contar desde la izquierda, y dejando las minas a la izquierda, tal y como indica la viñeta del rutómetro.Al camino, de firme compacto y sin baches, lo acompañan una caída al lado izquierdo y una zanja al derecho; iniciando un suave descenso que nos lleva hasta un valle, lo que antes era una sutil caída en el lado izquierdo es ahora la Rambla de Tormes. Un poco más adelante, tras una curva, nos alejamos de la rambla y a la izquierda rebasamos un circuitillo para motos. De nuevo descendemos, a la izquierda el Barranco de Lopo sigue a la pista, lisa y sin dificultad, hasta la casilla 12, donde nos desviamos a la izquierda y lo cruzamos, ignorando el letrero que indica «Saletas» y siguiendo el que indica dirección «Verche» en la siguiente casilla. Dejando atrás los cultivos, la pista ahora atraviesa el monte, brindándonos unas hermosas vistas del barranco y de toda la zona de Los Serranos; además, las rocas y riscos de caprichosas formas, originadas a partir de la erosión del agua que antaño ocupaba gran parte del barranco, aportan una mayor belleza a este paraje.Seguimos por la pista principal durante casi 5 kilómetros. En el rutómetro, la casilla 14, es una marca intermedia que nos vale como punto de referencia: se trata de un pequeño tramo asfaltado que gira en una curva a la derecha. El descenso continúa hasta llegar a una zona donde encontramos casas esparcidas a lo largo del camino, hemos llegado a Verche, una pequeña «urbanización» o agrupamiento de casas. En la siguiente casilla giramos a la izquierda, dejando el balneario de Verche a la izquierda, y continuamos por asfalto hasta desembocar en la CV-35, que tomamos a la derecha.Después de dos kilómetros y medio dejamos esta carretera para continuar por un camino asfaltado que sale a la derecha. En la casilla 18 dejamos definitivamente el asfalto y salimos a una pista a la derecha, justo antes del pino y a la altura del cartel blanco. El camino, con baches y de piedra suelta, aunque en absoluto lento, parece volver al monte del que veníamos, pero esta vez al otro lado del barranco, y poco a poco nos desviamos hacia el noroeste.Tras rebasar un par de curvas reviradas, llegamos a la casilla 20, donde continuamos todo recto dejando un cartel a la izquierda, en este punto coronamos el alto e iniciamos el descenso por una pista que atraviesa una zona semiarbolada, aunque de vegetación algo más densa que la anterior, principalmente de pino joven. Con zanjas en ambos márgenes, y de firme algo más deteriorado, el camino ahora asciende. Sin problemas culminamos la subida e iniciamos la posterior bajada, finalmente éste se incorpora a una pista forestal, y tras 700 metros a una carretera (24).Salimos a la izquierda en dirección a Calles por una carretera algo revirada que desciende durante unos 5 kilómetros hasta llegar al pueblo, lo dejamos atrás al girar a la izquierda en la casilla 25. En la siguiente casilla tomamos la rotonda dirección Valencia y nos incorporamos a la carretera general (CV-35). En la 28, dejamos la carretera general y giramos a la izquierda a la altura del cartel, continuando por asfalto. Dejamos el asfalto en la 29 y cruzamos un puente a la derecha. Siguiendo atentamente el rutómetro, pues es una zona de numerosos caminos y marcas cortas llegamos a la casilla 34, al cruzar el puente giramos a la derecha y tras 500 metros alcanzamos este refrescante final: un bonito salto de agua que ya hemos avistado desde distintos puntos de nuestra ruta.Se puede acceder hasta la misma cascada a pie, dejando el coche a unos 50 metros de ésta. También existe la posibilidad de disfrutar de esta visión del agua en contraste con los tonos áridos del lugar desde los diferentes miradores de la carretera general. El rugir del agua, probablemente haga recordar con nostalgia a los que conocieron el pueblo de Domeño, que una vez casas y calles, familias e historias… inundaban aquel valle, en vez de el agua.En este último tramo encontramos varias señales que indican que estamos entrando en una zona inundable, pues el pantano de Loriguilla descansa a más altura de la que nos encontramos. En este caso, hemos de tomar como fin de ruta la casilla 25, donde giramos a la derecha para llegar hasta el pueblo de Calles.

Historia y curiosidades