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Cuenca

A poco más de cinco minutos de la cuidad nos metemos de lleno en el corazón de la Serranía de Cuenca. Extensos pinares, impresionantes vistas, depresiones geológicas y rocas de caprichosas formas son algunas de las maravillas naturales que nos acompañan a lo largo de nuestra ruta.

Cuenca
Cuenca

Centro geográfico de un extenso territorio, con importantes recursos agrícolas y ganaderos, la ciudad de Cuenca, por su estratégica situación entre las hoces del Júcar y el Huécar, debió ser lugar habitado y fortificado en la antigua Celtiberia.Toda la actual provincia de Cuenca, además de otros territorios fronterizos que antaño le pertenecieron, experimentó una rápida romanización. De su pertenencia al imperio han quedado abundantes huellas, especialmente en Segóbriga, una de las urbes romanas más importantes. Como en otras provincias del interior, los enfrentamientos bélicos de los siglos XVIII y XIX, guerras de Sucesión y de la Independencia, revoluciones liberales, etc., contribuyen al declive de la ciudad, que sólo empezará a ver la luz de nuevo ya en este siglo cuando, tras el paréntesis trágico de la guerra civil y la duraposguerra, se inicie un proceso de industrialización y revitalización del comercio.Realizamos una ruta circular por la Serranía de Cuenca, muy variada tanto por los caminos, como por el paisaje, pero antes de salir, o a nuestro regreso, podemos visitar algunos de los monumentos o perdernos por los callejones de la preciosa ciudad de Cuenca.Monumento Nacional de estilo Gótico Anglonormando, ejemplar único en España. Entre las obras de arte que encierra la Catedral, destacan las puertas de entrada a las Salas Capitulares, obra de Berruguete y dos esculturas de Pedro de Mena.Casas emblemáticas de la ciudad que coronan la Hoz del Huécar. Construidas en el siglo XIV, se cree que fueron residencia de verano de los reyes. Albergan en su interior el Museo de Arte Abstracto y un Mesón Típico.Prácticamente nada queda de la antigua muralla árabe y poco de lo que fue una inexpugnable fortaleza cristiana, cuya última edificación corresponde a la época de Felipe II. Se conservan algunos fragmentos de la muralla, dos cubos magníficos y el bello arcode la puerta de entrada (arco de Bezudo).El arco Bezudo forma parte de los restos de la fortaleza del Castillo, junto con una parte de un torreón y algunos restos de muralla. Esta disponía de seis puertas y tres portillos.Situada en la peculiar y atractiva plaza del Trabuco, tiene planta octogonal hacia el exterior pero circular en el interior. Su origen es románico, pero ha sufrido tantos daños a lo largo de los siglos que en realidad podemos considerarla una obra del siglo XVIII, reformada por José Martín de la Aldehuela. La portada es barroca. En el interior hay una capilla con espléndido artesonado mudéjar.Situada en un extenso pinar en medio de la Serranía conquense, la Ciudad Encantada es uno de los más bellos parajes calcáreos creado por los caprichos de la naturaleza. En un laberinto de formaciones rocosas aparecen fantásticas figuras bautizadas por la imaginación popular con nombres de animales y objetos. Todo el recorrido está señalizado, resultando su visita un agradable paseo. Con sus puentes, calles, plazas y moradores pétreos esta ciudad imaginaria fue declarada Sitio Natural de Interés Nacional el 11 de junio de 1929. Su formación geológica se remonta a la Era Secundaria.A veinte kilómetros de Cuenca y cerca del pueblo de Mohorte, se encuentra uno de los parajes más impresionantes de la provincia. Son enormes depresiones de entre treinta y quinientos metros de diámetro en terreno calcáreo. Los procesos geológicos que originaron su formación comenzaron en el periodo Turonense, hace aproximadamente 80 millones de años por la acción de aguas carbónicas en las rocas calizas muy solubles. Un clima favorable y corrientes subterráneas ocasionaron los hundimientos del terreno.

La Ruta